“La primera gran equivocación de este Gobierno al momento de posesionarse fue desconocer los avances que Colombia había logrado en materia de paz mediante los Acuerdos con las FAR-EP”, afirma Israel Silva Guarnizo, quien para LA NACIÓN hace un balance del gobierno de Iván Duque que hoy cumple la mitad del tiempo.
Israel Silva Guarnizo
Director de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila – Asocooph
Han pasado dos años desde que diez millones de colombianos aproximadamente eligieron como Presidente a Iván Duque Márquez. El Huila aportó 296.245 votos para que el Centro Democrático gobernara los siguientes cuatro años. El anhelo de sus electores era que Colombia no se convirtiera en Venezuela y que se renegociaran los Acuerdos de Paz, los que no compartían.
La primera gran equivocación de este Gobierno al momento de posesionarse fue desconocer los avances que Colombia había logrado en materia de paz mediante los Acuerdos con las FAR-EP. Su estrategia consistió en restarles legitimidad al pacto firmado entre las Partes; así como a los instrumentos de verdad, justicia y reparación creados para que el país alcanzara por fin las formas más civilizadas para dirimir sus controversias.
La no implementación de los acuerdos de paz durante este Gobierno, ha desencadenado el rearme de algunos reincorporados y la consolidación de grupos armados que generan nuevas formas de violencia en las regiones. Allí confluyen narcotraficantes, paramilitares, actores armados del Estado y bandas criminales, en el marco de economías ilegales y precariedad en la materialización de los derechos consagrados en la Constitución Política de Colombia. A ello le sumamos el intento de cambio de política en la lucha contra los cultivos ilícitos al pasar de la erradicación manual y volver a la aspersión aérea cuando ya la Corte Constitucional ha sentado jurisprudencia al respecto.
En 2018, la dirigencia gremial y política preparó un documento con propuestas para los candidatos presidenciales. Posesionado el Presidente Iván Duque le fueron socializadas las peticiones; sin embargo, a dos años de mandato el balance no es nada halagador, por el contrario la situación económica, social y política del departamento se ha venido agravando, y ahora se suman los estragos producidos por la crisis sanitaria
Las demandas presentadas en materia de infraestructura vial que conectarían al Huila, con el Pacifico, la Orinoquía y el Caquetá, las vías terciarias y las obras priorizadas para la capital, no quedaron incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo. Tampoco la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales para ciudad, la torre Materno Infantil, la terminación del estadio de Futbol Guillermo Plazas Alcid, el aeropuerto Contador de Pitalito, la terminación del Distrito de Riego Tesalia Paicol, la ampliación de nuevos municipios con programas enfoque PEDT, el desarrollo productivo hacia renglones importantes para el territorio como el café, piscicultura y fruticultura, la inversión de recursos en innovación y desarrollo tecnológico. En cuanto a la educación superior su fortalecimiento ha sido nulo. Gracias a la Huelga de hambre de los estudiantes de la USCO lograron la matricula cero para los semestres: 2020-2 y 2021-1, con aportes del Departamento, Municipio de Neiva y el Gobierno Nacional. Este último colocó una suma insignificante. En una sociedad democrática los derechos no deberían disputarse, sino que estos serían garantizados.