Se destaca en la opinión pública que el gobierno central genera incertidumbre. Esta no es un concepto vago, va mucho más allá, pues, afecta gravemente la economía. De hecho, Ahir, Bloom y Furceri crearon el World Uncertainty Index (WUI) para monitorearle. Cabe decir que este indicador es una aplicación de técnicas de business analytics cuyos insumos son los reportes (estandarizados) de entorno económico que genera trimestralmente Economist Intelligence Unit a nivel país. En total, el WUI analiza 143 países desde 1996-Q1.
El WUI ha sido propuesto a través de dos research paper, los cuales dan cuenta, entre otras, que desde 2012 la incertidumbre a nivel global se ha incrementado. No obstante, los últimos años se han presentado los mayores picos, principalmente, por cuenta del Covid19 y la invasión de Rusia a Ucrania. Adicionalmente, se revela que los países desarrollados presentan mayores niveles de certeza que aquellos que están en vías de desarrollo, y que las épocas de recesión son propicias para la incertidumbre. Ahora bien, se encontró que el WUI puede llegar a tener mejores niveles de bondad que el Economic Policy Uncertainty (EPU), principalmente, por el origen de los datos-insumo, toda vez que el EPU toma información no estandarizada de periódicos locales de cada país. También encontraron que la relación entre volatilidad en el precio de los activos (renta fija y renta variable) e incertidumbre es positiva, al igual que la relación incertidumbre-riesgo. Por último, a través de un modelo de vector autorregresivo, los autores constataron que la relación entre incertidumbre y crecimiento económico es negativa (Es decir, mientras aumenta la incerteza, disminuye el PIB).
Claro está que la incertidumbre se percibe en los hogares de manera diferente, por ejemplo, a través de los hechos que son noticia, de las decisiones del gobierno, de las intervenciones del presidente (la mayor parte incoherentes e instigadoras de odio), entre otras. Para muestra, la más reciente encuesta de Invamer-Gallup (agosto) concluyó que el pesimismo es el sentimiento generalizado en Colombia. Específicamente, la encuesta advierte que el 56% de los encuestados considera que el país podría llegar a ser como Venezuela. Lo que se alinea con el masivo éxodo de colombianos en el último año.
Después de todo, la incertidumbre afecta la economía porque, reduce el dinamismo económico, ya que, tanto empresas como personas replantean sus necesidades de gasto. Pues, al advertir un futuro aciago, las primeras suspenden sus planes de inversión y contratación, las segundas constriñen su consumo. Así mismo, la incertidumbre genera volatilidad en los precios de bienes y servicios, lo que reduce los niveles de utilidad y bienestar, respectivamente. Así pues, estas distorsiones de precios afectan en mayor medida a las personas de menores ingresos, así como a las MiPyME (que constituyen aproximadamente el 98% del tejido empresarial en Colombia, según MinComercio). Cabe advertir también que a medida que avanza una amenaza autócrata en un país, y que la sociedad lo permite con su indiferencia, el nivel de incertidumbre crece. Obviamente, la sociedad en general pagará las consecuencias.
Entonces, la incertidumbre en Colombia no se genera sola, sino que es causada por el gobierno central. De continuar la tendencia, empresas y personas buscarán refugio en el exterior, incrementando la demanda de divisas, lo que presionará la devaluación del peso. Lo cual podría empeorar aún más si se le mete el palo en la rueda a la economía con otra reforma tributaria o si se incrementa el gasto público con fines electoreros de cara a 2026.