La Nación
Indignación, tristeza y decepción 1 19 abril, 2024
EDITORIAL

Indignación, tristeza y decepción

Una mezcla de indignación, tristeza y decepción produce el caso de la menor de 16 años de edad que golpeó salvajemente a su padre, de 62 años, al interior de una vivienda en el barrio Alberto Galindo, en el norte de Neiva.

De acuerdo con la información suministrada por las autoridades, la adolescente, al parecer, bajo los efectos de alguna sustancia alucinógena, atacó sin piedad a su progenitor, ocasionándole lesiones en diferentes partes del cuerpo. La intervención de los vecinos y de las autoridades evitó una tragedia mayor. El hombre fue auxiliado y trasladado a un centro asistencial, mientras que la menor, recurrente en protagonizar agresiones a sus familiares, fue aprehendida por la Policía Metropolitana.

El hecho, obviamente, es indignante y no cabe en la cabeza de nadie que un hijo pueda alzar su mano para agredir físicamente a su propio padre. Sin embargo, este caso pone de manifiesto la gran problemática que enfrentan hoy nuestros niños, adolescentes y jóvenes: el consumo de sustancias alucinógenas.

Muchos de los comportamientos violentos y radicales de los jóvenes están alimentados por el consumo de marihuana, bazuco, cocaína y otras drogas. Con preocupación, en el caso de Neiva y los municipios del Huila, son cada vez más recurrentes las escenas de adolescentes que se ‘toman’ los parques y escenarios deportivos para “parchar” o “pegarse un viaje”. Y nadie se atreve a persuadirlos por temor a ser insultados o agredidos. Los hogares, por su parte, se han convertido en un ‘infierno’.

Estamos ante un episodio absolutamente delicado que pareciera no importarle a muchos. Los programas estatales locales, regionales o nacionales para prevenir el consumo de sustancias alucinógenas no son consistentes ni ofrecen resultados concretos a corto, mediano y largo plazo.

¿A quién le duele nuestros adolescentes y jóvenes perdidos en el mundo de las drogas? ¿Cómo salvarlos? ¿Qué futuro nos espera?