La Nación
Informávoros Artificiales 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Informávoros Artificiales

 

Fermín Beltrán Barragán

Un drone inteligente puede identificar a una persona a través de su rostro, ubicarla y destruirla en cuestión de segundos con un artefacto explosivo de alta precisión. Una pareja puede escoger y definir previamente las características de su hijo a través de la ingeniería genética, predeterminando facciones, estatura, color de ojos, dejando a un lado la selección natural. Hay personas que se han casado con robots y hologramas tridimensionales dotados de inteligencia artificial, parece el nacimiento de una nueva era en las relaciones hombre- máquina.

La inteligencia artificial tiene avances apocalípticos, estamos creando la humanidad del futuro o quizá una nueva era en la cual las relaciones y el predominio de las máquinas serán la realidad. Los humanos somos informávoros, es decir consumidores de información, pero la inteligencia artificial lo es aún más y a unos niveles de análisis y precisión impresionantes. Nos cuentan del caso de un médico que duró 2 semanas en diagnosticar una compleja enfermedad a su paciente, mientras que la inteligencia artificial lo logró en tan solo 10 minutos.

El desarrollo de esta inteligencia será vertiginoso, no se puede detener, las máquinas han superado a los humanos en la acumulación y análisis de la información, pero hay complejidades no fáciles de superar. Aquí surge la discusión ética, hay foros permanentes, ¿hasta dónde se puede llegar?, ¿habrá límites o cada uno puede comprar su drone y ordenarle lo que le parezca? Claro que debe haber límites, salvo que triunfe la anarquía y decidamos vivir sin normas, esos límites son un reto para el nuevo derecho, las normas tendrán que reinventarse y se crearán inteligencias artificiales que actúen como policías y como jueces. Es increíble todo esto, pero ya es, pero ya será.

Las discusiones éticas continuarán, aunque hay menos filósofos que ingenieros. La ciencia por la ciencia nos ha llevado a grandes errores, sin embargo, conciliar los derechos humanos de la revolución francesa y las grandes revoluciones de occidente con el trabajo vertiginoso de los laboratorios y fábricas, es una discusión en tiempos diferentes, lo ético avanza a un ritmo lento mientras los prototipos se hacen a diario y deslumbran con su novedad.

Las normas se quedan anacrónicas, es decir detrás del tiempo, el tren de la innovación viaja casi a la velocidad de la luz y las leyes a velocidad menor, es natural que eso pase, la tecnología se impone y luego se regula, hay un desequilibrio en los carriles del tiempo y eso es muy peligroso, ¿se imaginan la inteligencia artificial decidiendo una guerra nuclear? Si los imperativos éticos son desconocidos, la humanidad estará creando su propio fin y dando paso a la imposición de una nueva era, la de los informávoros artificiales y la dictadura de sus datos.