Aunque fui uno de los críticos de la demora en la entrega de la obra de la nueva sede cultural del Banco de la República en Neiva, hay que reconocer que valió la pena la espera.
Es extraordinaria la concepción de esta nueva sede al brindar al público facilidad de acceso a valiosa información literaria, con enlaces a todas las bibliotecas administradas por el Banco, incluyendo la más importante biblioteca del país como es la Luis Ángel Arango de Bogotá.
Aunque la internet ha facilitado virtualmente el alcance a la literatura, los libros físicos no pierden sus bondades y su esencia. Considero que para nuestra región es de un buen impacto para el conocimiento tener la oportunidad de estar a la vanguardia en el país de contar con una biblioteca moderna.
Mediante una afiliación anual, se tiene derecho a solicitar el préstamo de libros y otros beneficios; incluso si el libro solicitado está en otra sede, puede ser Cartagena o Bogotá, el Banco se encarga de tramitar el envío y garantizar que llegue a Neiva al usuario.
Otros componentes igualmente importantes de esta sede son los múltiples espacios armónicos para consultar información, ya sea físicamente o en red virtual; también tienen salones para conferencias y exposiciones. En estos momentos se encuentra abierta la exposición de José Eustasio Rivera, con libros autografiados de su puño y letra, es esplendoroso ver estos documentos en vivo y en directo.
Me hizo acordar este edificio de mis días como estudiante universitario en Bogotá; como diariamente pasaba por la Biblioteca Luis Ángel Arango, en el barrio La Candelaria, había un poder de atracción que me hacía entrar a esa sede y me sumergía leyendo joyas literarias que eran difíciles de encontrar; igualmente me gustaba leer periódicos de comienzos del siglo XX como El Tiempo o El Espectador. Así mismo, asistía con alguna regularidad a conciertos de música o recitales. Era un núcleo, y creo que todavía lo es, de un alto grado de excelencia en la cultura y el conocimiento.
Los colegios, y en general todas las entidades de educación, deberían sacar más provecho a esta útil herramienta que nos han puesto en Neiva y quizás de esta manera podamos contribuir a subir ese bajísimo promedio indicador de libros leídos en el año por persona en Colombia.