Lamentablemente, en menos de dos meses del gobierno de Gustavo Petro, se ha disparado un peligroso fenómeno que a estas alturas ya representa una ‘bomba de tiempo’ para todos los colombianos: la invasión de tierras.
Poco a poco, la ocupación ilegal de predios oficiales y privados se ha ido extendiendo por todo el territorio colombiano. Empezó en el Cauca con enfrentamientos entre indígenas y campesinos, y hoy este fenómeno sacude a 18 de los 32 departamentos del país. El Huila no ha sido ajeno a esta problemática. Actualmente, en la región se presentan dos ocupaciones ilegales, una de ellas en el municipio de Santa María, y la otra en el corregimiento de El Caguán, zona rural de Neiva.
En el caso de El Caguán, lo que empezó como una invasión tímida, hoy es una gran ocupación ilegal que creció bajo la mirada de las autoridades y en especial de la Policía Metropolitana de Neiva, que buscó disuadir sin éxito a los invasores durante los primeros días. La falta de autoridad durante el último mes ha permitido que esta invasión albergue en la actualidad a al menos, 2.000 personas. Se trata de una cifra aterradora.
El asunto es muy delicado por donde se le mire. Si esta clase de invasiones se siguen permitiendo, en pocas semanas Neiva y otros municipios estarán sitiados por las ocupaciones, y el irrespeto a la tenencia y a la propiedad será ‘caldo de cultivo’. Fácilmente, grupos de personas van a empezar a invadir más terrenos, fincas, propiedades y balnearios. Nadie estará tranquilo. Los conflictos o la nueva guerra serán por la defensa de la propiedad privada.
Es urgente que de parte del gobierno de Gustavo Petro se desplieguen acciones contundentes para frenar esta grave problemática a nivel nacional. Y que en el plano local, los Alcaldes tomen las medidas necesarias para restablecer el orden y garantizar la protección de los bienes públicos y privados.