La Nación
Inversión y democracia 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS

Inversión y democracia

Marco Fidel Rocha Rodríguez

 

Quienes hagan una inversión, ya sea en finca raíz, en acciones, en compra de ganado, aspiran obtener un rendimiento de esa inversión. En el caso de Colombia hemos invertido una gran cantidad de dinero en sostener la democracia a toda costa, pero pasan y pasan los años y los rendimientos lejos de arrojarnos un balance positivo, vemos con gran desilusión, que estos aparecen en un rojo creciente.

El aparato legislativo lejos de lograr el equilibrio económico de toda la población, lejos de producir leyes que garanticen la seguridad y la estabilidad y mucho más lejos de garantizar el manejo honrado y eficiente de los dineros por parte del estado nos produce una gran preocupación ante la triste realidad que los dineros destinados al bien social se han ido directamente a los bolsillos de unos pocos sin importar las carencias que están sufriendo nuestros niños, campesinos y ciudadanos en general.

Es preocupante en esta época preelectoral, la falta de transparencia de algunos candidatos, su baja calificación moral y profesional y su poco o ningún interés por el bien del país anteponiendo a él los intereses personales, no aceptando que hay competidores más competentes para tomar las riendas del país que tanto necesita de profesionales calificados, lideres, motivadores y gobernantes a quienes les podemos entregar con confianza el futuro de nuestro desarrollo económico y social.

Esperábamos que ante el descredito de la clase política, su interés por legislar a favor de ellos y su ausencia de conciencia social, cambiáramos la composición de esos cuerpos tan importantes para la vida nacional y lamentablemente no fue así; aparecen en los listados de los candidatos al Congreso de la Republica salvo honrosas excepciones, los mismos nombres con las mismas mañas y personas con poco amor propio que después de haberle fallado al país vuelven y presentan sus nombres sin ningún reato.

En conclusión, la inversión hecha para mantener nuestro estado de democracia ha fallado y los colombianos nos sentimos defraudados por las grandes cantidades de dinero que se gastan para atender el capricho de unos pocos a costa de sacrificar los servicios que deben prestarse a mucha gente de bien y con grandes necesidades que no son atendidas por distraer esos dineros en los diarios sainetes políticos.

El aparato político esta tan bien atornillado que, a pesar de los escándalos de corrupción, trampas, falsas calumnias y otros pecados continúan campantes y presentan con “orgullo” sus candidaturas como hombres de bien y al interior de los partidos las comisiones de ética no funcionan y brillan por su tolerancia y falta de acción en esta época.