El recién creado Fondo No Es Hora de Callar (Ley 2358 de 2024), destinado a financiar programas de protección para las mujeres periodistas víctimas de violencia de género, paradójicamente como la protagonizada por el presidente Petro al referirse a periodistas colombianas como “muñecas de la mafia”, es resultado de la ardentía, valentía y enjundia de Jineth Bedoya cuando hace casi 25 años resolvió hacer prevalecer su derecho supremo de ser mujer ejerciendo el mejor oficio del mundo, conculcado como el que más por sufrimientos atroces e innombrables vejámenes que pretendieron acallar su voz. Crímenes cometidos por monstruosos malhechores prevalidos de una cultura machista y un clima político solapador enseñoreado en el país por esa nefasta sociedad de dirigentes con mafiosos, alimentados por la codicia y el poder.
Uno de los mayores valores de Jineth es haber rebasado la vergüenza por los ultrajes padecidos y el desdén de la justicia por casos como el suyo, con la íntima convicción de que denunciar y luchar por sus derechos de mujer y periodista, aún a costa de su integridad y su vida, era asunto de índole superior necesario para el desarrollo de esta pacata y permisiva sociedad.
Conocí de cerca a Jineth desempeñándose en la vicepresidencia del Círculo de Periodistas de Bogotá, poco tiempo después de haber sido atacada salvajemente por los paramilitares, que no la asesinaron porque estaban enviando un mensaje de amedrantamiento a la prensa, cosa que jamás lograron, entre otras cosas porque esta valiente mujer continuó ejerciendo el periodismo con aún mayor carácter y altivez; porque denunció a quienes debía denunciar; porque el periódico El Tiempo la acogió y le dio relevancia; porque, en lo general, hubo solidaridad de gremio con ella; porque comenzó un tránsito internacional de denuncia con voz potente y clara para sus recias motivaciones, dando origen a #NoEsHoraDeCallar, ‘hashtag’ viral transformado en movimiento que resuena y repercute en el mundo entero granjeándole múltiples galardones, nacionales y mundiales, los que Jineth dedica y desvía en atención hacia las miles de mujeres periodistas que padecen discriminación y violencia.
Aunque faltan, ha logrado Jineth condenas penales de parte del Estado colombiano y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como reconocimiento público en su decidida lucha por conseguir protección real para las mujeres periodistas que cotidianamente son víctimas de violencia de género. Adelante heroína, tu gesta ya forma parte de la historia.