La Nación
Jorge Perugorría, más allá de “Fresa y Chocolate” 1 25 abril, 2024
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Jorge Perugorría, más allá de “Fresa y Chocolate”

Jorge Perugorría, más allá de “Fresa y Chocolate” 7 25 abril, 2024
Perugorría alcanzó su primer éxito cinematográfico con “Fresa y “chocolate (1993) que lo convirtió en uno de los actores más famosos de Cuba.
Veinte años cumple en este 2013 la película cubana más universal de todos los tiempos “Fresa y Chocolate”. Con ella se dio a conocer Jorge Perugorría, en el papel de Diego. Desde entonces la vida de este extraordinario actor ha estado ligada al cine latinoamericano. Jorge nos recibió en su casa, tomamos café cubano y hablamos de sus películas, de su vida y de sus proyectos.

La casa es hermosa. Es la casa de un artista. Amplia, generosa, decorada con elementos en los que sobresalen la madera, el vidrio y el barro y que hacen juego perfecto con los libros, las pinturas y un piano que domina el salón que separa la sala del comedor.

El barrio se llama Santa Fe, en la Quinta Avenida, en las afueras de La Habana, “a kilómetro y medio de la marina Hemingway” –me dice el taxista. Y no es propiamente un barrio, es una exclusiva zona donde está situada una gran cantidad de embajadas y casas particulares de una arquitectura que nada tiene que ver con la Habana Vieja. Me recibe Elsa, su esposa, atenta y sonriente, me hace seguir y me dice que Jorge bajará en un momento. Miro las pinturas, el decorado, el mar que se oye al fondo en un pequeño puerto que ellos han construido como sitio de descanso.

La voz firme de Jorge Perugorría me saluda con un abrazo y una sonrisa, me invita al comedor y antes de empezar la entrevista me pregunta por Colombia, por el cine, por la gente que conoce y con la que ha trabajo acá.

Los comienzos en el teatro.

Jorge Perugorría es hoy el actor de cine más reconocido que tiene Cuba, y fue justamente “Fresa y Chocolate” la película que lo hizo conocer en el resto del continente. Sus inicios fueron en el teatro, antes había hecho algunas cosas para la televisión cubana, pero esta película partió en dos su historia personal.

“Fue un cambio total, de ser un actor local y trabajar solamente en Cuba, viene un proyecto que ninguno creímos fuera a ser tan definitivo en nuestras carreras. Sabíamos que estábamos haciendo una buena película, que Titón (Tomás Gutiérrez Alea) era el mejor director que tenía este país y que estar co-dirigidos por Juan Carlos Tabío, garantizaban la calidad de lo que hacíamos, pero en el fondo ninguno imaginamos el éxito que vendría con ella”.

Le pregunto inicialmente por “Fresa y chocolate”, porque es imprescindible en su filmografía, pero no puedo dejar de preguntarle por Guantanamera, Derecho de Asilo, Amor Vertical o Edipo Alcalde, y de todas me habla con un profundo respeto, con cariño, gratitud quizá, pero la charla vuelve irremediablemente a “Fresa y Chocolate”.

“Es curioso, cuando supe que estaban haciendo audiciones para la película, nosotros estábamos en el montaje de “Las Criadas”, con el Teatro El Público al cual pertenecía y que dirigía Carlos Díaz. El mismo Carlos fue quien me animó a ir a la audición, yo estaba más inclinado por el personaje de David, el chico provinciano que llega a La Habana a estudiar, papel con el que se quedó Vladimir Cruz, pero Titón me pidió que audicionara en el rol de Diego. Y me lo gané”.

Un reto no solo actoral sino personal.

Jorge se emociona hablando de su personaje, de cómo lo construyó y de lo que cambió su vida a partir de él. Le pregunto cómo logra un hombre de su masculinidad, hacer un personaje tan delicado, tan femenino y tan extraordinariamente creíble en la historia. Se ríe, me dice que él mismo se sorprendió cuando empezó a crearlo. “Yo era Clara, en Las Criadas, de Jean Genet, venía interiorizando ese personaje para su estreno en el Teatro El Público; cuando me pidieron hacer la audición de Diego eché mano de ella, de esa mujer que junto a Solange hacen una obra monumental, Clara fue mi punto de referencia para crear a Diego”.

“Fresa y Chocolate” se estrenó en 1993, hace 20 años, y se convirtió en una película de culto. La cosecha de premios que ha recogido en todo el mundo, hablan por ella. “Era una película necesaria, estábamos pasando por un momento histórico realmente dramático aquí en la isla; era comienzos de los noventa, pleno período especial, un momento de crisis, de carencia de valores, una época difícil; realmente sentimos que al hacerla tuvimos algo qué decir, y decirlo con inteligencia, con altura”.

Centro la charla en el aspecto político, en lo que piensa Jorge de su país. “Mira, esta es una película que aparentemente criticaba a Cuba pero terminó sirviéndole a Cuba, mostrándola. Hay un pensamiento crítico que es palpable en la cinta, hay una denuncia pero también un amor infinito por esta tierra. La película muestra los matices de este país, no tanto esos dos polos tan opuestos como a veces nos quieren ver. Eso es “Fresa y Chocolate”, una película necesaria.
El nombre no podía ser mejor –exclamo ya en el segundo tinto- “Y fíjate que la película está basada en un cuento que tiene un mal nombre – me dice con una sonrisa-: “el bosque, el lobo y el hombre nuevo”, nada parecido a lo que quedó.

La pintura, su otra pasión

En la sala reposan varias pinturas en gran formato, le pregunto por ellas cuando reconozco su firma y trazos similares que las identifican, Jorge me cuenta de su otra pasión. “Yo estudié pintura en mi juventud, con pintura comencé mi carrera, pero esto era muy lento y yo soy muy pasional, cuando descubrí el teatro la dejé, pero con el tiempo volví a ella. Ahora tengo más tiempo para dedicarle, ahora vivo más sosegado; es que mientras la televisión y el cine son tan colectivos, la pintura es una expresión íntima, personal”

Pero no solo es la pintura, la carrera de Jorge sigue vigente, acaba de filmar, justamente en Barranquilla, la película “Edifico Royal”, el año pasado fue jurado del Festival de cine de Cartagena, y hoy está dirigiendo documentales, otra de sus pasiones. “Yo sigo en Cuba, no quiero ni voy a irme, desde aquí he hecho y seguiré haciendo esto que es mi vida, sigo muy vinculado a la vida cultural de La Habana. Yo hago parte de una generación que tiene un compromiso con la verdad; la crítica es la única manera de ser mejores. Yo apoyo lo bueno de mi país, pero también critico lo malo”.

Son casi las seis de la tarde, caminamos un poco por el patio y vemos el mar. Desde allí la vista es hermosa, hablamos de cualquier cosa y le agradezco a Jorge su generosidad. “Un abrazo a tu patria” –me dice mientras Elsa nos toma la última fotografía.