La Nación
COLUMNISTAS

Juicios revolucionarios

Esta clase de juicios son los que nos esperan a los colombianos, en la eventualidad del SI al plebiscito.

Para nadie es un secreto que los famosos acuerdos Santos – Timochenko, tienen inspiración cubana. Esa inspiración llevan el ingrediente de la venganza contra personas y empresas, considerados por las Farc como criminales de guerra, como aliados de los paramilitares y de quienes se opongan a la implementación de los acuerdos.

Esas llamadas acciones “depuradoras” de la revolución cubana, fueron realizadas mediante un juicio revolucionario, iguales a los realizados en las selvas, mediante un procedimiento sumario, es decir, breve.

La instauración de un tribunal de justicia, integrado entre otros por extranjeros, demostración clara de la indignidad con que se manejó el proceso, y de la entrega de nuestra nacionalidad, permitiendo el juzgamiento de colombianos por extranjeros, cuando es bien sabido que para ser magistrado o juez en nuestro país, se necesita ser colombiano de nacimiento y ciudadano en ejercicio, instrumento que va a sustituir totalmente el actual esquema judicial, llegando hasta lo insospechado, pero previsible, por su antecedentes ideológicos de la doctrina marxista leninista, es decir, el comunismo puro, ateísmo puro.

Ha tanto ha llegado la monstruosidad de las facultades de ese tribunal, que queda facultado para examinar las condenas de la justicia ordinaria, revocarlas, en forma breve y sumaria, así lleven cualquier cantidad de años, y de paso absolver a los criminales de las Farc, condenados a más de cuatrocientos años de prisión, y así, lavarles la cara ante nuestra sociedad y el mundo, burlando toda la legislación internacional y el bloque de constitucionalidad, contenido en nuestra carta política basado en el Tratado de Roma.

Desde luego, en esas mismas condiciones, tomaran las absoluciones a nuestros militares, la revocaran, y quienes hayan realizado acciones contra las Farc, serán condenados, para así “depurar” como le llaman ellos, pasar al paredón, es decir, los “ejecutarán”, ya que según el Che Guevara, “Nuestra lucha, es una lucha a muerte”.

Así sucedió, y decía sin perturbarse, ante las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964: "Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba."
Es indigno y humillante el show publicitario en Cartagena, cuando no han entregado los niños, burlándose de las víctimas.