El hombre contemporáneo, se ve inmerso en una ondulación pendular que lo lleva, del extremo de la exuberancia y la banalidad a la orilla de la sencillez y la humildad. La sociedad se empeña cada día más, en arrastrarlo hacia el vórtice de los excesos y el consumismo, sin regalarle un respiro para poder contemplar la belleza de lo simple. La belleza de lo simple permite liberarse de prejuicios sociales, disfrutar el presente viendo el pasado como una lección, ayuda a ver las cosas no por el precio que tienen sino por el valor que poseen, a tener amigos no por lo que puedan dar sino por la alegría que producen, a dar con el corazón en la mano y a descubrir el sentido de lo bello. Esto supone romper con lo socialmente establecido, desprenderse de lo material, desechar algunas creencias heredadas, sobrevivir las guerras psicológicas que esa ondulación trae consigo, evitar caer en el juego de las palabras vacías quedándose atrapados en la banalidad de la vida, crear una realidad distinta incorporando la intelectualidad, aumentando en medida la razón, la lógica y el análisis crítico de la realidad donde crece y se desarrolla la persona. Cuando sea posible poder observar un nuevo día, una nueva aventura, una nueva misión, algo nuevo que aprender, algo nuevo que observar, encontrar las maravillas que existe al alrededor, valoras las pequeñas cosas del día a día que alegran la vida de una manera inimaginable, es cuando realmente se ha aprendido a observar con el corazón. Esta lógica de la belleza de lo simple, ayuda a entender que no necesariamente se tiene que sonreír, que la felicidad no es absoluta, permite entender que al pasado no se le puede permitir destruir el futuro, que la convicción de salir adelante es en esencia Ser Feliz, en un mundo lleno de abusos, odios, desigualdades, pobreza, desempleo y apatía social, donde mostrar tener y querer más poder, resulta siendo lo más importante para dar sentido a la vida. Cuando la persona deje de imponer a los demás sus propios ideales, cuando deje de sentirse poseedor de la razón absoluta pese a que tenga los argumentos para hacerlo, cuando entienda que las mayores riquezas se cultivan en el corazón, que el humor es necesario para superar la adversidad y que las cosas importantes en la vida no son precisamente las cosas, encontrará sin omitir el sentimiento la Belleza de lo Simple en su vida.