La Nación
La carrera presidencial 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La carrera presidencial

Rodrigo Villalba Mosquera

 

A ocho meses de las elecciones presidenciales, las cosas no están claras, como dicen por ahí, “como es el desayuno, viene el almuerzo”. La polarización, que se mantiene en el país, con logros previsibles que no se hacen esperar, donde los extremos del espectro político han desarrollado la estrategia de agudizarla con odio de clase de por medio, en busca de réditos electorales como es desaparecer o atomizar el centro para repetir el expediente de hace 4 años donde la disputa final hacia la presidencia, era entre la izquierda radical de Petro y la derecha con el que dijo Uribe. Resolver entre los que tienen miedo al comunismo de Petro frente al miedo que representa Uribe, lo cual se refleja en la reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC) donde los colombianos votarían 18% por un candidato izquierda y 28% por uno de derecha, mientras por el centro-izquierda un 6% y por la centro-derecha 7%.

La Revista Semana de los Gilinski, uno de los cacaos de este país, contrató y publicó la encuesta del CNC, busca una reacción grande por miedo a Petro y publicita la amenaza que esto implica con una sugestiva carátula “Petro y los enanitos” donde el líder de la izquierda registra lejos de los demás 19,7%, y sus contrincantes se ubican a una distancia abismal, principiando por el segundo en este sondeo de opinión, Fajardo con un escaso 5,8%, quien hizo una campaña admirable hace unos 4 años y hoy desdibujado por abandonar su sex-apple de estar en la calle recogiendo firmas. Alejandro Gaviria, quién nos descrestó con una buena campaña de expectativa, arranca la carrera con un marchitado 2,6% quien, en sus inconsistencias de carácter estratégico, se enredó y enredó al Partido Liberal.

Muy complicada la situación del centro, todos con vetos y posturas cerradas excluyentes, parece estuvieran haciendo pinitos por una campaña a largo plazo, más no para el 2022.

Se despelucan y se ponen las pilas con algo de pragmatismo o se la hacen fácil a la estrategia de los extremos, con seguridad en esta oportunidad no ganará el que diga Uribe.

Aún cuando Petro tiene techo que no ha podido romper, es claro que al ubicarse en cabeza de oposición al Gobierno ha logrado a su favor los sentimientos de inconformidad, la rabia contra el establecimiento y la desconfianza hacia los políticos.

El centro errático, atomizado y tibio, parece ir para ninguna parte. El resurgimiento del Nuevo Liberalismo con Galán, debería convertirse en oportunidad de apertura del centro y centro-izquierda para liderar una convergencia política que reviva esta opción y competir en mejores condiciones en esta carrera presidencial. Con lo que hay no es suficiente, se requiere un mayor esfuerzo.