Germán Palomo García
Sí, mis estimados lectores. He escrito bien. No me refiero a “la ciudad de los parques”, la ilustre Bucaramanga, conocida nacionalmente como tal. Me anticipo a declarar a mi querida Neiva como “la ciudad de los parches” cuando mi estimado amigo Aurelio Cubides logre (ojalá que lo consiga) “parchar” la gran cantidad de huecos, cráteres y peligrosos vacíos que se encuentran en las vías de la ciudad no solo en las tradicionales calles abandonadas de la periferia sino en las principales arterias como la avenida La Toma, la carrera séptima, la calle 26, para citar algunas de las más importantes. Asumo que este deterioro vial de la capital opita no se inició con la posesión del actual alcalde Gorky Muñoz pero en este periodo se ha visto muy notoria la lamentable condición vial de nuestra ciudad lo cual indica que debió priorizarse en el Plan de Desarrollo su solución (las herencias se reciben como se las dan). Tampoco aparece en las supuestas prioridades para la reactivación que el Concejo Municipal le aprobó al burgomaestre para la destinación de los 60.000 millones de pesos que captará a través del endeudamiento aprobado a comienzos de este año. Es más prioritaria la construcción de una obra pública en una zona veredal de la ciudad que asfaltar las principales vías de Neiva. ¡Increíble!. Hace menos de un mes una amiga mía regresó a vivir a su ciudad natal luego de 20 años de residencia en Pereira y me expresaba su sorpresa por el pésimo estado de su Neiva querida que esperaba encontrarla muy distinta a como está. Hace poco, el reconocido periodista Marco Fidel Yucumá, en su sitio de Facebook hacía mención a un visitante cucuteño que le enviaba, alborozado, un mensaje a su mamá que en Neiva los semáforos no cuentan pues motociclistas, taxistas (mujeres incluidas que antes no se atrevían) y muchos conductores privados violan a placer las señales de tránsito en una lamentable comprobación de la combinación real de dos variables: La incultura ciudadana y la ausencia de autoridad. Más crudamente, Neiva está a merced de los amantes del libertinaje, el pillaje y el “quemeimportismo” de la mayoría que observan, medio aterrados, que los habitantes de una zona de la ciudad decidan cerrar sus vías para evitar más deterioro y proteger la integridad de sus familias y residencias.
Nunca antes Neiva se había visto en tan lamentable condición. Y no me digan que primero se están atendiendo las necesidades sociales porque si no, ¿de dónde sale la alta inseguridad que soportamos y las diarias capturas que muestra la policía de jóvenes de las comunas pobres que “buscan” el pan de cada día quitándoselo a otros que sí se lo ganan honestamente y que se sientes desprotegidos? La pandemia es la causante, dirán muchos, pero reconozcamos que esta no explica todo y no nos digamos mentiras a nosotros mismos.