Tenemos entendido que alguien sostuvo, en equivocada información periodística, que no es importante -ni significa nada para Colombia- que la ciudad de Cali sea la sede de la COP16 a partir de este 21 de octubre y hasta el 1 de noviembre de 2024.
Entre tanto -y por paradoja- se celebraba en Nueva York el período 79 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante el cual la mayor parte de los jefes de Estado participantes aludieron a la gravedad de la crisis climática, el deterioro ecológico y las crisis sanitarias, así como a la necesidad de entender la urgencia de una mayor cooperación internacional y de unir esfuerzos para una más efectiva protección ambiental.
El evento que tendrá lugar en la capital del Valle es uno de los más importantes, a nivel mundial, en la búsqueda de la diversidad ambiental y el equilibrio ecológico, y reunirá a delegados de 196 países integrantes del Convenio sobre Diversidad Biológica, que entró en vigor en 1995 y cuyo propósito central consiste en preservar la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación adecuada y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos. La COP es la Conferencia de las Partes, nada menos, el órgano rector de dicho Convenio.
Entre las más importantes funciones de los medios de comunicación, que tienen responsabilidad social -como lo expresa el artículo 20 de nuestra Constitución-, están las de entregar a la comunidad información veraz e imparcial sobre los asuntos de interés general y contribuir a la educación y a la toma de conciencia colectiva sobre la participación de las personas en procura del bien público. Ello es todavía más claro cuando se trata de medios concesionarios que -como la radiodifusión- hacen uso de las frecuencias integrantes del espectro electromagnético. No se entiende cómo, en un evento de tanta trascendencia como el aludido -para beneficio de toda la humanidad-, un medio radial colombiano sea precisamente el que desinforme y -peor aún- desacredite y desconozca que una de nuestras más queridas capitales sea la sede de aquél.
Como han manifestado los organizadores de la trascendental reunión, que se haya designado a una ciudad colombiana como sede es algo que destaca y enaltece al país ante el mundo, a la vez que reconoce nuestro compromiso con la protección del medio ambiente, el equilibrio ecológico y la biodiversidad. En Cali se discutirán y propondrán ideas, programas y soluciones innovadoras que, sin duda, traerán beneficios para la humanidad entera. Cali y el Valle del Cauca dejarán en alto, a nivel internacional, el nombre de Colombia. Merecen la gratitud y el respaldo de todos los colombianos.
Sabemos del compromiso y la excelente disposición del presidente de la República Gustavo Petro, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, y demás funcionarios. Todo el país los acompaña. La COP16 será un éxito.
La importancia de las cosas no se tiene -ni se mide- por su mayor o menor publicidad sino por su materia, su contenido y su acción para el bien común.