La Nación
La desgracia del Atlético Huila 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La desgracia del Atlético Huila

Podríamos decir que la desgracia del equipo de futbol de nuestra tierra es jugar en nuestra tierra. Siempre se ha dicho que el futbol mueve pasiones y salvo la de unos pocos hinchas que subsistimos, gozando con sus triunfos y sufriendo con sus derrotas, pero sobre todo preocupados por su suerte soportada en unos pocos empresarios que han apostado su patrimonio, su seguridad, su tranquilidad para hacerlo protagonista, hace mucho tiempo no asoma en el horizonte una razón que los motive para seguir adelante, salvo el amor por esta tierra.

Felicitaciones al equipo que acaba de coronarse campeón del segundo torneo del año y de ascender nuevamente a la máxima categoría del futbol profesional colombiano, pero ya sus directivos estarán sopesando su responsabilidad para mantener la categoría. Patarroyo seguramente lamenta no haber aceptado la opción que en 2017 le presentó un fondo de inversión de Inglaterra para comprar el equipo, propuesta que conocí de primera mano y que un gesto de regionalismo y romanticismo rechazó porque ello implicaba que cambiaba de sede.

Ya se estarán preparando pergaminos y condecoraciones del concejo municipal y la asamblea y todos los políticos buscarán la foto para la posteridad, pero sin ningún compromiso ni apoyo real para el equipo. Parece un déjá vu porque ya ha pasado con anterioridad y pareciera que se está produciendo por primera vez. Pero no. Hace 18 meses la historia era igual. Y recuerdo perfectamente mi intervención y la del presidente Patarroyo, casi que implorando de la alcaldía y la gobernación un apoyo efectivo para soportar esa pesada carga, pues de otra manera, el equipo estaba condenado a descender nuevamente. Y así sucedió.

Algunos gobernantes equivocadamente argumentan su negativa de no poder invertir en una empresa privada, como la es hoy el Atlético Huila sociedad anónima en la transición ordenada por la ley 1445 de 2011, pero esa misma ley en el artículo 12 estableció que “no menos del 20% de la publicidad estatal se destinará en la promoción y patrocinio para las actividades deportivas…”. Por esa vía es que muchos equipos profesionales de Colombia tienen el apoyo de sus gobernadores y alcaldes, por intermedio de las licoreras y empresas estatales. No nos digamos mentiras. Lo que no existe es voluntad política.

Y qué no decir del escenario donde juega el equipo, que alguna vez recibía 22 mil espectadores. La escombrera del huila como lo llama la prensa nacional, que cuando nuestro futbol es transmitido en televisión, nos recuerda de lo que es capaz la corrupción y la desidia del actual alcalde, que hizo campaña prometiendo terminar la remodelación del estadio y hoy sin ninguna vergüenza ha dicho que no es su prioridad.