El liberalismo colombiano presenta un súper documento elaborado por su propio director, donde hace diagnóstico del país y el papel de nuestra colectividad como los desafíos a enfrentar y las reformas transformadoras para dar respuesta a un país clamoroso de cambio y de acortar brechas de desigualdad. Afirmo que era la plataforma que le tenían a Alejandro Gaviria para que nos representara o alguien que liderara el centro dentro del espectro político, desafortunadamente las disputas internas de sus propios actores malograron esa opción, dejándonos en el peor de los escenarios: la polarización política en los extremos.
Destaco lo que está haciendo Sergio Fajardo y su equipo, en esta etapa pos-consulta, pero tardía, la gente dice Fajardo es el mejor, pero no va a ganar. Eso mismo nos pasó hace 4 años con De la Calle. Y con la tesis del voto útil nos encasillaron en la disyuntiva de los candidatos de la izquierda o de la derecha, donde se prefiere a uno de ellos no tanto por simpatía sino contra el otro.
El documento examina la Colombia de hoy, reconoce la recuperación del liberalismo frente a los errores históricos, y reivindica que se han retomado las mayorías en el Congreso y la capacidad reformista de la colectividad. Trae aspectos de fondo: “El liberalismo tiene que impulsar reformas verdaderas que busquen la igualdad, la lucha contra la pobreza, y la eliminación total de la miseria.” Termina diciendo, “estamos en un punto de inflexión, es hora de ofrecer una esperanza de vida próspera y digna a nuestros jóvenes, de ejecutar las cirugías mayores que necesita el país con apremio, y de asumir nuevamente nuestro papel de partido protagonista en la historia de Colombia.”
El liberalismo en este cuatrienio que termina actuó independiente en el Congreso apoyando en algunos temas importantes al ejecutivo y vigilante para oponerse en los intentos de menoscabar los compromisos del Acuerdo de Paz, oponerse a las reformas tributarias regresivas, liderar la moción de censura contra la MinTIC por el contrato de Centros Poblados.
Estoy de acuerdo con el espíritu del documento Gaviria, veo a mi partido brioso, pero causa encrucijada en la base la decisión tomada con la bancada parlamentaria de recién elegidos. El escrito de análisis dice que el liberalismo no le tiene miedo al cambio, lo que es propio de las democracias donde hay alternativas de poder dentro de la contienda civilizada, respetando las instituciones, y el sistema de pesos y contrapesos del Estado Social de Derecho. Hay que reconocer la inconformidad grande contra el estado de cosas.
Que el Todopoderoso nos ilumine a los colombianos para tomar la mejor decisión en esta campaña presidencial y si por algún castigo divino no accede a esta petición, ‘que nos coja confesados’.