Ante el presidente de la República, Iván Duque, tomó posesión ayer la nueva procuradora general de la Nación, Margarita Cabello, tras cuatro años de la Procuraduría de Fernando Carrillo.
De destacar que es la primera mujer en la historia en estar al frente de un organismo que se encarga de velar por la defensa de los derechos humanos y al mismo tiempo, de vigilar, investigar y sancionar las actuaciones de los servidores públicos.
La abogada Cabello, quien ha sido magistrada y presidenta de la Corte Suprema de Justicia y ministra de Justicia, se ha comprometido públicamente a ser “implacable” con los funcionarios corruptos. “Vamos a hacer que la firme contundencia del ejercicio de nuestra función disciplinaria sea el disuasivo que necesitamos para que los inescrupulosos sepan que vamos a ser implacables con ellos”, han sido sus palabras.
Y también ha dicho la nueva Procuradora: “Vamos a ser aliados de los funcionarios que quieran acertar y adversarios incansables de los corruptos e ineficientes. En esto no puede quedar ni la más mínima duda. Que no se equivoquen conmigo”.
Se trata de palabras que ahora la procuradora Cabello debe convertir en hechos. Ese es el gran reto de quien estará durante los próximos cuatro años al frente de un organismo que además de velar por la protección de los más humildes, debe contribuir de manera contundente a la lucha contra la corrupción en las regiones del país.
El país no se puede permitir una Procuraduría “dormida” ni distante de los desafueros que protagonizan algunos servidores públicos. La Procuraduría debe continuar por el sendero de las sanciones oportunas y ejemplarizantes.
La nueva Procuradora también debe evitar que los procesos disciplinarios que vienen marchando no caigan en el olvido. Los corruptos no pueden salirse con la suya aprovechando el cambio de Procurador.
La procuradora Cabello tiene la palabra.