No se pueden desconocer los esfuerzos que están haciendo las autoridades a la hora de contrarrestar el accionar de la delincuencia en Neiva, sin embargo, los recientes casos de muertos o heridos en medio de atracos es una señal angustiante.
Nos estamos refiriendo a hechos como el del expolicía asesinado cuando surtía tiendas en el oriente de la ciudad; o al del policía de inteligencia que cuando se encontraba de descanso fue herido a bala en medio de un asalto en plena noche de Halloween; o al del ciudadano que cuando jugaba parqués con sus amigos fue asesinado al oponerse a un robo; o al del taxista que fue atracado y en su reacción asesinó a uno de los delincuentes.
Estos y otros hechos de inseguridad en la capital del Huila reflejan la gravedad de la problemática, que como hemos advertido en reiteradas oportunidades, no es un asunto que le compete solamente a la Policía Nacional.
Aquí se requiere de un frente común que convoque a toda la institucionalidad de la ciudad, a los jueces y fiscales, a los comerciantes, a los líderes comunales y sociales, a los académicos y a la sociedad civil en general, en torno al rechazo a cualquier manifestación delictiva.
Lo que estamos presenciando es que los delincuentes están actuando sin temor y van disparando o agrediendo a cuchillo a sus víctimas cuando se resisten a ser asaltadas. Por eso, entre otras cosas, se requiere una ciudadanía valerosa que denuncie y al mismo tiempo, autoridades dispuestas a actuar, fiscales interesados en liderar las investigaciones y jueces decididos a imponer castigos ejemplarizantes.
Mientras no haya una real disposición de todos por atacar el delito, la ciudad seguirá registrando hechos dolorosos.
“Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”.