Para los huilenses la relación con el Presidente Juan Manuel Santos es insípida, tremendamente desabrida, inspira más frío que calor, nada tendremos que agradecerle, por lo menos hasta hoy.
El único gesto con los opitas ha sido el nombramiento de Jorge Eduardo, hijo del senador Géchem, como Viceministro del Interior, que –sin demeritar al muchacho– no le aporta nada al Huila.
Alguna vez se habló de la doble calzada Neiva-Pitalito, pero sólo fue un chiste. El municipio de Neiva ha venido esperando que la nación apruebe un aporte para el Sistema Estratégico de Transporte, que no ha pasado por el Confis, menos por el Compes y mucho menos por el giro.
Parece que algo se está haciendo en materia de vivienda, por cuenta de la campaña de Vargas Lleras y la probable reelección. Se trata, sin embargo, de una muy pequeña participación de la torta nacional.
Las visitas de Santos al Huila son hechas (se siente) con mutua apatía, porque el flemático mandatario no despierta arrebatos, ni siquiera entusiasmos. Tampoco odios y amores como Uribe, que visitaba con frecuencia a la alcaldesa Cielo González, a quien convirtió en heroína, cuando se aprovechaba para saquear primero a Neiva y después al departamento.
El Huila se está empobreciendo cada vez más. Vivía de las regalías petroleras, pero éstas pasaron de $220 mil millones en el 2011 (las despilfarró el gobernador Luis Jorge Pajarito Sánchez), a $50 mil este año, $35 mil el año entrante y $22 mil en 2015.
Mientras tanto, el Gobierno del Presidente Santos…mira con indiferencia el Huila, aceptado por una clase política complaciente, que hace parte de “la unidad nacional”.
Nos ven con tanto desprecio que hasta la Cancillería pagó la publicación de un libro, donde borró de un tajo las tradicionales fiestas sampedrinas y la artesanía regional. A lo mejor nadie se dio cuenta, a lo mejor tampoco importaba.
Menos mal que el ex magistrado Marcelino Triana, ya pensionado y con tiempo para leer tres veces el libro “Colombia, un País de Oportunidades”, editado por Villegas Editores y financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, estableció semejante descuido.
Si fuera por obras o empeños, el Huila no debería votar la reelección de Santos. Pero seguramente lo harán muchos paisanos, solidarios porque el Presidente nombró a un hijo de Géchem Turbay, flamante presidente del Partido de la U.
He rebuscado por todas partes y no encuentro otra señal de buena voluntad con el Huila.
