La Nación
“La JEP se esmera todos los días por encontrar la verdad” 1 29 marzo, 2024
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“La JEP se esmera todos los días por encontrar la verdad”

En diálogo con LA NACIÓN Alejandro Moya, magistrado auxiliar del Despacho del presidente de la Jurisdicción Especial para la Paz, explica los alcances del programa denominado Justicia de Verdad, con el cual la JEP busca formar de manera integral a los comparecientes. Frente a las críticas a este mecanismo de justicia, dice que esta es una institución cada vez más sólida y con mayor legitimidad.

 

Juzgar a los máximos responsables de crímenes en el conflicto armado colombiano es una tarea inmensa que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) lleva más de tres años enfrentando y que ha sido más reveladora que la de la justicia ordinaria, según asegura Alejandro Moya, magistrado auxiliar del Despacho del presidente de esta institución.

En diálogo con LA NACIÓN Moya, explica los alcances del programa denominado Justicia de Verdad, con el cual la JEP busca formar de manera integral a los comparecientes. También habla de crímenes y penas para los victimarios.

Magistrado, la JEP está promoviendo un programa denominado Justicia de Verdad, ¿Cuáles son sus alcances?

Este es un programa muy innovador que lanzó la JEP hace tres meses aproximadamente en el que están participando 750 personas, el cual busca formar de manera integral a los comparecientes ante la Jurisdicción. Es decir, a las personas que tienen casos en la JEP por crímenes que cometieron en el marco del conflicto, así como a comparecientes que son potenciales, aquellos que todavía no se han presentado pero que podrían hacerlo.

El alcance del programa de formación integral es por una parte ampliar los conocimientos que ellos tienen sobre justicia transicional y el funcionamiento de la JEP. En segundo lugar, fortalecer sus disposiciones y habilidades socio emocionales.

Esto quiere decir que lo que buscamos es ayudar a los comparecientes a que cambien de mentalidad y se sintonicen mejor con las demandas que trae un modelo tan distinto como el de la justicia transicional, que aprovechen esa oportunidad histórica que tienen para lograr un cambio profundo y reincorporarse plenamente a la vida civil.

¿Qué diferencia hay entre la JEP y la justicia ordinaria para los victimarios al momento de comparecer?

La principal es la actitud con la que las personas llegan a la jurisdicción ordinaria y a las jurisdicciones de paz. En la primera las personas están acostumbradas a que el juez y la Fiscalía investigan, descubren la verdad y retienen la información. Y solamente si a pesar de retenerla encuentran algo, pueden ser condenadas a la pena que corresponde.

Mientras en la JEP el modelo es distinto, no es retener sino compartir toda la información que las personas tengan porque la verdad que ellas puedan revelar es la clave para el funcionamiento del proceso judicial transicional. Aquí si una persona contribuye a la verdad obtiene todos los beneficios posibles, y en la ordinaria es al revés, el que habla termina siendo condenado a penas más altas, le va peor.

¿Qué tanto impacto ha tenido promover cómo opera la JEP para los victimarios?

Mucho. Desde el día uno cuando empezamos a operar hace ya más de tres años nos dimos cuenta que las personas, incluyendo los abogados, venían con esta mentalidad clásica de la ordinaria, desconfiando mucho del sistema, guardándose cosas, por esto, en todos los procedimientos los jueces en una tarea casi uno a uno se han dedicado a convencerlos de que el sistema fue diseñado para premiar la verdad, porque es el principal aporte a los derechos de las víctimas.

Después de tres años de experiencias y de ver muchos casos la JEP ha considerado que es el momento de formalizar la pedagogía que hacen los jueces a través de un programa con más alcances, que cubra más personas y con profesionales dedicados a la docencia que puedan participar. En esa medida, en los que estamos formando, hemos encontrado algo muy interesante y es que más de la mitad de las personas con las que trabajamos que son de la Fuerza Pública, Farc… tienen una inclinación natural por decir la verdad. Les parece que eso es positivo y es lo que la JEP espera de ellos.

En este programa hemos visto cómo las charlas que tenemos con ellos los han motivado a estar más tranquilos y hacer más contribuciones a la JEP.

¿Cómo es el proceso desde que una persona, se exguerrillero o ex paramilitar, decide ir a la JEP a contar sus delitos?

La JEP es un organismo complejo y tiene varias puertas de entrada dependiendo del delito y de la calidad de la persona. Por ejemplo, en el caso de un exfarc comprometido con un secuestro, esa persona entra a través de una sala que se llama amnistía e indulto y ahí lo que analizan es si el caso es de nuestra competencia. Luego empiezan a pedirle algunas contribuciones iniciales, sobre todo que las programe, que diga tengo verdad sobre todo esto y voy a compartirla en este orden de prioridad.

Posteriormente, les permite a las personas acceder a beneficios propios, por ejemplo, de libertades condicionadas de acuerdo a los aportes y al buen comportamiento, para incentivar las contribuciones. Luego, viene la etapa final de cada proceso que es la decisión del tratamiento definitivo, algunas personas por delitos no graves pueden recibir amnistía, otras con casos más graves pasan a una sala distinta, la de reconocimiento, donde hay unos macro casos. El objetivo allí no es solo definir su responsabilidad, sino que son a quienes la JEP va a juzgar e imponer sanciones.

¿El país va a ver cómo quienes cometieron delitos en el marco del conflicto armado serán juzgados por la JEP?

Claro, de hecho, las sanciones en el caso de secuestro están en discusión, es decir, las víctimas en el diálogo que van a tener muy pronto con los comparecientes hacen una propuesta de cómo ellas se sentirían reparadas, esta propuesta la va a monitorear la JEP para que esas discusiones lleguen a una medida sancionatoria eficaz y satisfactoria. Una vez esa sala tenga propuestas de sanciones se las va a recomendar al tribunal, que es la última etapa que viene del juicio, donde los colombianos van a ver sentados en el estrado a exguerrilleros, y los magistrados recibiendo los casos; con base en esa recomendación finalmente la JEP impone las sanciones, no son penas de cárceles que no les sirven a las víctimas ni a la sociedad, sino son penas con trabajos en sitios golpeados por el conflicto, por ejemplo.

¿Es cierto que muchos victimarios quieren entregar la verdad, por ejemplo, dar a conocer la ubicación de un desaparecido? ¿Esos casos se están dando?

Sí, mucho, es algo que ha sorprendido gratamente a la jurisdicción, es una disposición natural de muchas personas de querer contar la verdad porque sienten que eso puede remediar los daños que causaron, esclarecer quiénes son los responsables y ayudar al país a reconciliarse.

¿Qué tanto daño le han hecho a la JEP quienes dicen que este es un tribunal para lavarle las culpas a los exguerrilleros? Se lo digo porque en Huila hay víctimas como el actual representante a la Cámara, Jaime Felipe Losada, quien permanentemente dice frases como esa.

Esas críticas hacen daño en personas que no están bien informadas porque se dejan guiar por esta falsa idea de que la JEP es un tribunal de impunidad, cuando ocurre todo lo contrario. La JEP se esmera todos los días por encontrar la verdad, idea mecanismos para hallarla y que la gente sienta la confianza para hablar. Asimismo, lo hace en temas de reparación y no repetición.

Por fortuna cada vez más, tanto víctimas como comparecientes conoce mejor cómo funciona le JEP y esas críticas dejan de tener eco.

¿Hay algún temor en la JEP por el cambio de Gobierno el próximo año y la continuidad de programas como este ‘Justicia de Verdad’?

No hay ningún temor, programas como este se mantienen, es una apuesta institucional, comenzamos este año con 750 personas y la idea es ir formando año a año a más comparecientes. La JEP está muy sólida y tiene respaldo. La idea es que en 2022 podamos aprender de lo que hemos experimentado estos cuatro meses con este programa innovador, es la dimensión más humana del conflicto.