Las expresiones artísticas son las alas de la libertad, la creatividad y la imaginación, Las expresiones artísticas son las alas de la libertad, la creatividad y la imaginación, para un grupo de reclusos de la cárcel del Distrito Judicial de Neiva. Hombres y mujeres encuentran en las artes un respiro en sus condenas, un aliciente para no desfallecer y un motivo para seguir adelante. GINNA TATIANA PIRAGAUTA G. LA NACIÓN, NEIVA Los días y las noches pasan más despacio adentro de una prisión. Las horas, los minutos y los segundos se extienden dolorosa e irremediablemente para quien no puede salir. Los recuerdos de la libertad, los amores, la familia o los amigos que se olvidaron de los infinitos momentos compartidos, juegan en la mente de los reclusos, quienes viven amarga y lentamente, encerrados en eternas reflexiones, culpas y motivos. Sin embargo, para algunos de ellos crear, soñar y vivir a través de las artes es un mágico pasaje a la libertad. Teatro, danzas, artesanías, pintura y música, desarrollan en su tiempo de reclusión decenas de internos de la cárcel del Distrito Judicial de Neiva, porque en estos talleres descubren, potencializan y derrochan su talento. Noelva Bernal Castaño, dragoneante del Inpec, es la encargada de dirigir a los grupos mixtos de danzas, coros y teatro al interior del penal. Trabaja arduamente en los talleres, que se convierten en un aliciente para sus integrantes, en un motivo para continuar. A Noelva esta experiencia la conmovió profundamente. Descubrió que las artes les cambian la vida a las personas, incluso a aquellas almas descarriadas, sumidas en la delincuencia, la drogadicción y el abandono. Aquellos seres humanos por las que nadie cree que algo se pueda hacer. Es el caso de una de las bailarinas de su grupo de danzas. Cuando llegó a la prisión estaba sumamente delgada. Su contextura física y su manera de relacionarse con el mundo evidenciaban los años que vivió en las calles, en el oscuro mundo de las drogas, la mendicidad y la delincuencia. Noelva logró vincularla al grupo de danzas. Una mujer alegre, bella, robusta y muy inteligente brotó dentro de las faldas que bambuquean los ritmos colombianos. Esta interna trabaja con dedicación en su arte y proyecta un futuro fuera de la prisión. Los teatreros dramatizan las situaciones de la cotidianeidad en la calle. Ensayan los diálogos, trabajan los personajes, construyen las escenas y se permiten crear vidas paralelas, en las que son libres y responsables con la sociedad y sus familias. A través de la música otro grupo de internos construyen su proyecto de vida. Con dedicación y responsabilidad preparan los villancicos navideños, las coplas sampedrinas, los bambucos huilenses o aquellas canciones que les permiten a sus compañeros tener momentos agradables y sentir un poco el calor del hogar. Los artesanos a través de los colores, las formas y los trazos recrean los lugares recónditos de sus mentes. Con la pintura pueden regresar a su pasado, visitar pueblos, plazas, calles o reconstruir aquellos momentos que disfrutaron tanto y que ahora se anhelan con ansias. Los lienzos, las maderas o las artesanías, son los pasajes de libertad al mundo de la imaginación. Recuadro: Programas de resocialización Los talleres que se desarrollan al interior de la prisión son programas que tiene el Inpec en el área de atención y tratamiento a los internos para que ocupen el tiempo productivamente, en áreas de trabajo, estudio, docencia o formación. En la actualidad, en la cárcel distrital de Neiva, cerca de 600 personas reciben desde alfabetización hasta el Grado Noveno. Hay diferentes áreas de formación: tejidos, ambiental, ebanistería, confección y reciclaje; así como programas transversales: crecimiento personal, proyecto de vida, preservación de vida, prevención integral a la drogadicción, salud sexual y reproductiva y el programa de servicio penitenciario misión-carácter. De igual forma existen los programas de formación espiritual, que ayudan a mantener al interno fortalecido y esto permite bajar los estados de ansiedad. Recuadro: ‘Necesitamos apoyo del Departamento’ El director de la cárcel del Distrito Judicial de Neiva, Adrián Tovar, en diálogo con LA NACIÓN respondió temas álgidos de la institución carcelaria. “Este establecimiento es para 920 personas, tenemos 1.807 internos y en prisión domiciliaria 250 más. El Departamento no ha apoyado la parte carcelaria en el Huila, ni para obras de ampliación ni para programas transversales, que ellos deben liderar. Se lo hemos solicitado, hemos hecho varias reuniones y todo se ha quedado en frases bonitas, pero no en soluciones”. “Hay críticas en las requisas a las visitas, pero tenemos que hacerlo porque permanentemente ingresan droga. Todos estos días encontramos marihuana, al interior del penal esto genera conflictos, alteraciones de ánimo y el interno que no es dependiente, se vuelve así. También genera disputa de poder. Alrededor de la droga también se genera prostitución”. “El principal problema que hemos diagnosticado es la visita íntima y la promiscuidad. Nosotros direccionamos ese tipo de situaciones para evitar enfermedades, embarazados no deseados o conflictos familiares”. “Respecto a los enfermos terminales, que es una responsabilidad directa de Caprecom y que tiene dispuesto a cerca de 15 funcionarios entre médicos, auxiliares y enfermeros, pues el tema es manejable, aunque se han presentado dificultades. Sin embargo han sido mínimas y se han resuelto en tiempos cortos. Tratamos pacientes con VIH, la tuberculosis y cáncer”. El grupo musical de la cárcel de Neiva ameniza la Navidad y a través de las notas reconforta a los internos. Fotos Sergio Reyes. Los talleres de confección les permiten a los internos aprender un arte para cuando obtengan la libertad. Las danzas son un aliciente para hombres y mujeres privados de la libertad. El teatro les permite a los reclusos crear mundos de creatividad, en donde son libres, responsables y útiles a la sociedad. Los pincelazos de libertad les permite a los internos reconstruir lugares, formas y momentos distantes.