A pesar del dolor de madre y de mujer que siento por los familiares de todos los colombianos que han fallecido por culpa del conflicto armado, soy optimista por el futuro que nos espera y por el proceso de paz que se sigue en La Habana. ¿Será que estamos convencidos que la paz sólo será posible cuando el Estado llegue a un acuerdo para terminar con el conflicto armado que nos afecta desde hace más de medio siglo y que ha dejado miles de víctimas? La paz será una realidad cuando a todos los ciudadanos se nos garanticen derechos como la educación, salud, trabajo, vivienda y seguridad. Es decir, cuando haya equidad como único mecanismo de desarrollo para ir cerrando la brecha social que existe.
Apoyo y ratifico la posición del partido Conservador y de la Dra Marta Lucía Ramírez de continuar respaldando el proceso de paz pero con unas condiciones específicas que conduzcan a la pasificación total del conflicto para no seguir dilatando los posibles acuerdos en un tiempo indefinido. De ahí la preocupación de la dirigente de la colectividad por los bajos niveles de legitimidad y confianza institucional actuales, junto a la preocupación por la falta de condiciones humanitarias en el proceso. Por ello, invitó de nuevo al Gobierno para que atienda el llamado que millones de colombianos hemos realizado para que el acuerdo cumpla con los estándares internacionales de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
Todos y cada uno de los ciudadanos debemos convencernos que el verdadero proceso de paz debe iniciar desde el interior de cada uno de nosotros aportando nuestro granito de arena, siendo tolerantes, dejando a un lado los agravios y ofensas, teniendo tranquilidad en nuestro interior y respetando y aceptando la opinión de los demás así no estemos de acuerdo, entre otros.
Desde este espacio de opinión extiendo una invitación a todos los líderes, dirigentes y gobernantes de nuestra región para que, desde su condición de voceros de las comunidades, concentren esfuerzos con el propósito de gestionar recursos, no solamente del orden nacional sino internacional, para poder cristalizar proyectos sociales y productivos; así como lograr jalonar recursos que van a ser destinados para el post-conflicto con el propósito de aumentar las oportunidades de ingreso y apoyo a las miles de familias que han sido víctimas del conflicto.
Si logramos hacer realidad estas iniciativas, podemos mejorar de una forma considerable las condiciones de vida de los huilenses. Con verdaderas oportunidades de progreso y desarrollo, encontraremos felicidad y nos alejamos de la mediocridad en nuestras vidas y con la seguridad que estamos trabajando con esperanza para construir la paz que queremos todos.