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La reforma educativa – Gabriel Calderón Molina

La reforma a la educación es uno de los procesos más necesarios para nuestro país. Aunque suene a repetición La reforma a la educación es uno de los procesos más necesarios para nuestro país. Aunque suene a repetición, la educación es la base de las transformaciones para que los países atrasados avancen hacia el desarrollo. Como nos lo cuenta Andrés Oppenheimer en su libro Basta de Historias, muchos países del mundo nos han dado la lección para reformar la educación, como Finlandia, Corea del Sur, Japón, Singapur, etc. En Colombia, según se deduce de la prensa, quienes vienen trabajando en una propuesta de reforma a la educación, la sustentan en el dinero y en la gratuidad de la educación universitaria. Cualquiera que conozca la forma como opera nuestra educación llega a la conclusión de que antes que el dinero el problema es de actitudes. Es decir que el problema de fondo no es el presupuesto del Estado, sino de las actitudes de los educadores y del gobierno. Para mi la baja calidad de la educación depende del poco sentido de compromiso y de la poca preparación de los educadores en relación con el nivel de conocimiento que se debe impartir a la juventud. En la reforma que se estudia este aspecto es ignorado. Educadores de primaria, secundaria y universitaria mal preparados, que ni siquiera leen ni escriben, producen egresados mal preparados para su siguiente desempeño.  Esta es una lógica irrebatible. Los bajos niveles de conocimiento de los bachilleres que   ingresan ahora a las universidades   lo dice todo. La gratuidad de la educación, debe empezar por darle prioridad a  la escolar, antes que a la universitaria. No es lo mismo un país sin analfabetas, que un país lleno de profesionales que no encuentran trabajo.  Las universidades y estudiantes que integran la comisión de la reforma a la educación, primero sacan su tajada apoyados por los estudiantes que tienen matriculados para exigir la gratuidad en ese nivel. Se aprovechan que los escolares no tiran piedras. De nada está sirviendo los  ejemplos de los  países  atrás mencionados,  ni de México que se ha  empeñado en los  últimos años,  a través  de la gratuidad en la educación   escolar, en  superar  su analfabetismo con las  más altas  inversiones de la historia. La  gratuidad  de la secundaria y  la universitaria, vendrá  después,  lo  dicen  en México, y cuando llegue,  será  bajo exigentes  requisitos y controles por  aquello de que “a quien  nada le  cuesta todo lo  vuelve fiesta”. La educación no puede ser manipulada por quienes solo miran los intereses económicos. Nota: El centralismo que nos asfixia, ahora pretende llevarse para la Nación los recursos para Ciencia y Tecnología.