La Nación
La refrendación de la paz 1 23 abril, 2024
EDITORIAL

La refrendación de la paz

Se conmemoraron los primeros cinco años del acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y la entonces guerrilla de las Farc, que vale la pena mencionar se firmó en dos oportunidades, primero, el 26 de septiembre, y luego, una refrendación, tras el triunfo del no en el plebiscito, el 24 de noviembre. Ayer, hace cinco años, el 24 de noviembre de 2016, el entonces presidente de la República Juan Manuel Santos y ‘Timochenko’, el máximo jefe guerrillero, firmaron el denominado Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera.

Ayer, durante esta conmemoración, se escucharon muchas voces haciendo su propio balance de lo que han significado estos cinco años del acuerdo alcanzado con las Farc. Se trata de posiciones válidas y respetables y que representan un punto de vista.

Dentro de tantas voces, retumban las palabras del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, Antonio Guterres: “la paz no viene de un día al otro. Cuesta trabajo construirla, cuidarla, sostenerla. Se da una paradoja: el objetivo de la paz es que no haya enemigos en una sociedad, pero desafortunadamente hay enemigos de la paz”.

En el marco de estos cinco años de la refrendación del acuerdo de paz, es de destacar, así mismo, la insistencia de ‘Timochenko’ en pedir perdón: “Insistimos en pedir perdón a las víctimas. La comprensión de su dolor crece en nosotros y nos llena de aflicción y vergüenza. Firmamos la paz para que nunca se vuelvan a repetir estos hechos”.

Como ya lo hemos dicho en anteriores oportunidades, la firma del acuerdo de paz desató el efecto inmediato de tranquilidad en numerosas regiones de dominio de las Farc y le dio una estocada a la legitimidad de la violencia como recurso político. Sin embargo, el país no estuvo preparado para semejante reto. Y una de las cosas que más sigue pesando es, por un lado la falta de capacidad del Estado para copar con inversión social las zonas pobres y apartadas del país, y por el otro, la incapacidad de los mismos exguerrilleros para resarcir de manera real todo el daño causado a la sociedad colombiana.