Albeiro Castro Yépez
Los sanluiseños le han apostado al turismo como una actividad económica alternativa y complementaria a sus tradicionales labores agropecuarias y mineras, soportados en su memoria histórica y cultural. En este sentido traen a la memoria su proceso de poblamiento, recreando la llegada de colonos sedientos de oro que se asentaron en el territorio para romper montaña en busca del preciado metal. Como sucede en la mayoría de las explotaciones mineras, pronto afloran las envidias e intrigas generando retaliaciones y ajustes de cuentas, tal vez, este hecho sembró la semilla del accionar violento. Tras la minería, llegó la arriería, pues la recua de mulas se convirtió en el medio de transporte ideal. Los primeros colonos llegaron del norte del Tolima, Eje Cafetero y Antioquia, influyendo en la diversificación productiva con procesos agrícolas, entre ellos, el café. Por supuesto que adicional a los factores económicos, la pasión política acentuada en los años cuarenta de la anterior centuria, contribuyó a la escalada de violencia, tal como, lo narra la canción, liberales y conservadores aportaron vidas a este trágico y vergonzoso episodio regional.
El deseo de los sanluiseños se ve favorable a luz del artículo 18 de la Ley 2068 de 2020 que insertó el concepto de “Turismo por la Memoria, como una contribución a la paz, la reconciliación y la unidad nacional”, insumos que han creado sinergia entre la comunidad local con la institucionalidad turística del municipio de Neiva y el SENA para perfilar un producto turístico recreando la memoria local en mix con las actividades productivas de la región y muy especialmente con su calidez de anfitrión y sus tradiciones culturales; en principio el producto turístico en construcción se ha denominado “La Ruta Dorada de San Luis”.
En materia de memoria se perfila un recorrido que iniciaría en Órganos para visitar la “Cascada de La Peñarosa”, combinando con la historia de la entronización de la Virgen del Carmen y toda su historia de peregrinación por diferentes motivos; por supuesto una visita a la mina El Cocal, donde todavía es posible observar el proceso de extracción de oro. En cuanto a patrimonio histórico y arquitectónico se contempla la casa de la Hacienda La Vega, lugar donde tradicionalmente se han realizado los eventos sociales, comerciales, políticos y comunales, casa magníficamente conservada, hoy con un tinte museístico, un recinto de obligada visita. En la motivación agropecuaria, la finca Terranova es un claro ejemplo de productividad con inmensas posibilidades para el desarrollo de actividades pedagógicas típicas del agroturismo, igualmente sitio emblemático de obligada visita. Y si de aventura se trata Yaya es el lugar perfecto, senderismo en ambiente boscoso, recorridos por cascadas, travesías en bicicleta y vivencias del proceso de transformación del cacao. Buen viaje.