Hace unas tres semanas se cumplió en San Agustín una importante reunión sobre seguridad con la participación de la comunidad y las autoridades nacionales, departamentales y locales sobre la materia. Hace unas tres semanas se cumplió en San Agustín una importante reunión sobre seguridad con la participación de la comunidad y las autoridades nacionales, departamentales y locales sobre la materia. Siendo la seguridad un factor esencial de la industria del turismo aquí y en cualquier parte del mundo, hacerlo en esta población significa otorgarle prioridad a la zona arqueológica dentro de las preocupaciones del gobierno. Además, equivale a tener en cuenta el significativo desarrollo hotelero alcanzado en los últimos cinco años, el incremento de los turistas en el año pasado y la proximidad de la celebración del centenario del descubrimiento científico de la cultura agustiniana, a lo cual hay que agregar, la necesidad de detener el consumo de estupefacientes que podría hacer de la zona un segundo motivo de atracción de visitantes. Todo esto obliga al gobierno a darle prioridad a la seguridad en San Agustín y demás municipios de la zona. Los datos que he podido conocer sobre esa reunión que, entre otras cosas, le permitió a la comunidad destapar los problemas que la zona padece por falta de seguridad, permiten creer que el gobierno va a tomar en serio las debilidades expuestas por sus habitantes y por las autoridades municipales, como los atracos, la existencia de ollas de distribución de estupefacientes, la delincuencia común, etc., que alteran la convivencia ciudadana y la calidad de la atención de los turistas. El Departamento del Huila no puede ser ajeno a lo que pasa en la zona arqueológica por ser ésta es la faceta más importante y significativa por la que podemos ser mirados por el resto del país y el mundo. Lo que pudiere llegar a suceder allí, tendría repercusión mundial, afectaría el turismo en perjuicio de quienes han hecho de esta actividad en la zona arqueológica su modo de generar ingresos para su subsistencia. Así se lo expresé una vez a un comandante guerrillero, cuando siendo alcalde en 1995, mientras visitaba la vereda de La Esperanza, me abordó para amenazarme con la toma de San Agustín sino atendía sus exigencias económicas las cuales negué a aceptar por ir en contravía de los intereses del municipio. De todos modos, el reto que tiene el gobierno es el de mantener la seguridad de la zona arqueológica, al precio que sea. La categoría que tienen sus principales parques de Patrimonio de la Humanidad es un compromiso mundial. Creo, por lo que sé de las intenciones de los responsables de la seguridad, que se está andando por buen camino.