Los últimos ataques terroristas contra la fuerza pública y la población civil en el Cauca y Valle del Cauca, han dejado una estela de muerte y destrucción por cuenta de las disidencias de las Farc, que tal vez pretenden mostrar su poderío ante el Gobierno frente a los acercamientos para un eventual proceso de paz.
En efecto, en la semana anterior explotaron artefactos explosivos en Timba (Cauca) y Jamundí (Valle del Cauca) que afectaron directamente a habitantes de estas poblaciones y destruyeron edificaciones debido a la ola explosiva.
En un comunicado, de forma cínica el Estado Mayor Central de las disidencias al mando de “Mordisco” lamentó los hechos ocurridos en Timba, reconociendo “como un error la imprecisión militar”.
Bajo un análisis académico, este tipo de actuaciones violentas de grupos armados ilegales, se centra en el uso del terrorismo como instrumento de coacción y con el fin de provocar daños a civiles como táctica para conseguir concesiones ante el Gobierno.
Aquellos que hacen uso del terrorismo quieren a su vez comportarse como actores políticos racionales atentando contra objetivos estratégicos, sin importar la afectación de civiles, pues la finalidad de sus acciones es la de coaccionar y llegar fortalecidos a una negociación para tratar de alcanzar todas sus demandas.
En el caso de las disidencias, las EMC pretenden llegar robustecidas a una mesa de diálogo con la finalidad de lograr mayores concesiones ya que, ante la necesidad de cese al fuego o una firma de paz, quieren evidenciar la debilidad de la Fuerza Pública en la defensa de la población civil.
Sin embargo, la experiencia muestra que los atentados terroristas no consiguen satisfacer las exigencias políticas y, por el contrario, parecen reducir las posibilidades de alcanzarlas. En lugar de suavizar la actitud de los gobernantes para que se vuelvan más flexibles en el ámbito político, los atentados a civiles parecen dar más poder a los sectores que prefieren optar por una línea dura que se opone por completo a hacer concesiones. Es decir, la rentabilidad política del terrorismo es más bien escasa.