La vegetación ha vuelto a estar presente en el bosque seco tropical, a donde no podrá acceder ningún turista en por lo menos cinco meses. 40% de la población se ha visto perjudicada mientras la resiliencia se ‘toma’ los suelos del desierto.
La pandemia no trajo buenas noticias para municipios como Villavieja, en uno de sus mejores momentos como destino turístico debió cerrar puertas, pausar sueños y reinventarse. El amable saludo de invitación por parte de los operadores se disipó, ahora, en cambio, urgen porque a la localidad no ingrese nadie.
En cifras redondas, el 60% de los 7.000 habitantes de Villavieja deviene su sustento de actividades agropecuarias, del restante una buena cantidad se dedica al comercio y al turismo. Incluso muchos de los campesinos dejaron su labor como agricultores y optaron por este último.
Al cierre del año 2017 a La Tatacoa arribaron 275.836 visitante y para el 2018 la cifra ascendió a 335.020, según el Sistema de Información Turística y Cultural del Huila, (Sityc). El mejor comportamiento de ocupación hotelera lo presentan los meses de enero, julio y octubre. Para el presente año el objetivo era incrementar un 30% el flujo de turistas, apelando a los beneficios de la certificación Certificación Starlight. Hoy las cifras están en cero.
Villavieja, antes el más visitado
Por su atractivo de suelos Villavieja es el municipio más turístico del Huila, y uno de los más visitados a nivel nacional, pero con la llegada de la pandemia los objetivos del sector económico en el bosque seco tropical se truncaron.
El alcalde de la localidad haciendo uso de los permisos del Gobierno Nacional como municipio ‘no covid’ permitió la reapertura del sector comercio, no obstante los hoteles y las caminatas sobre los suelos grises, rojizos y cafés no podrán realizarse en un futuro cercano. Incluso los dueños de los hoteles y terrenos han restringido el ingreso.
“Eso nos frenó, íbamos a trabajar muy fuerte desde la Administración Municipal con todo lo que tenemos para promocionarlo, ahora el reto es poder venderlo como destino turístico libre de covid-19. Eso hará que no se retarde la reactivación”, dijo el alcalde Álvaro Andres Charry Perdomo.
Detalló el burgomaestre que el casco urbano y varias veredas dependen prácticamente del turismo, segundo reglón de la economía de la localidad. “Tenemos 44 establecimientos, entre hoteles y hospedajes que generan más de 500 empleos directos. Tenemos 22 motocarros, de los que depende el sustento de 44 familias. Los 16 vehículos del transporte intermunicipal aportan a 32 familias. Hay 79 orientadores turísticos. Todos ellos se quedaron sin hacer absolutamente nada”.
Cadena de infortunios
La cadena turística abarca agencias de viaje, hoteles, restaurantes, artesanías, guías, entre otros, para quienes tienen este tipo de negocios en Villavieja y Colombia, sus ingresos se han disminuido en por lo menos un 90%, estima el Gobierno Nacional. En el caso concreto de los hoteleros sus ingresos presentaron una variación negativa del -1,6% para el primer trimestre del año.
“Realmente como agencia de viajes no hemos podido acceder a ninguno de los beneficios del Gobierno Nacional, ayudan a las grandes industrias, para los que somos más pequeños ha sido difícil. A las líneas de crédito de Bancóldex, con unos intereses bastante bajos, son muy poquitos los que pueden acceder, generalmente las grandes agencias se quedan con eso”, lamentó José Antonio Torrejano, operador de agencia de viajes.
Tal vez para diciembre
Concuerdan Torrejano y el Alcalde en que se debe apostarle al turismo doméstico. Se ha reiterado que el sector cambiará tras la pandemia, las aspiraciones de los gobiernos locales ya no son visitantes extranjeros sino de la región o departamentos vecinos y por grupos reducidos.
Dijo el alcalde que “ya no serán los buses con 40 personas que llegaban a Villavieja, eso a corto y mediano plazo no se dará. Sabemos que mucha gente del Huila aún no conoce el desierto, así que le apostamos a ellos; con las escuelas y colegios, como era antes…”.
Y de su lado Torrejano añadió que “es una oportunidad de negocio, cuando se reactive será una ocasión perfecta para que de manera paulatina y siguiendo los protocolos de bioseguridad, vayamos disfrutando poco a poco”.
Un respiro para el desierto
La bancarrota del turismo le ha dado un respiro al desierto. En el bosque seco tropical se tenía proyectado abrir nuevas rutas y atractivos, que fueron frenados en seco por cuenta de la pandemia. El casi nulo tránsito de ciudadanos ha permitido una leve recuperación del ecosistema; está mucho más verde, sus colores son más vivos y los animales han regresado, concuerdan todos los viellaviejunos que han tenido la oportunidad de visitarlo. LA NACIÓN también logró captar el impresionante contraste de colores del bosque seco tropical.
Carlos Gómez, experto consultor en temas medioambientales, explicó que el ecosistema se ha venido degradando durante muchos años debido a las acciones antrópicas, ello sumado al cambio climático “están acabando aún más la constitución de las formaciones de suelos”.
“Lo que vemos a partir de esta pandemia y la no afectación por parte del ser humano sobre los ecosistemas, ha permitido no solo en La Tatacoa sino en todas las regiones secas, lograr una recuperación teniendo en cuenta que al no ser pisoteada y mal manejada, se produce una resiliencia ecosistémica. Las plantas colonizadoras que nacen para proteger los suelos han tenido la oportunidad de crecer, su función es ponerle un sombrero, de tal manera que el sol ni los vientos le hagan tanto daño”.
Gómez explicó que los bosques secos tropicales son ecosistemas más vulnerables que los húmedos. Indicó que el 20% de los suelos en el país están en proceso de desertificación y entre estos figura la región de La Tatacoa.
“Los húmedos tienen más oportunidad de recuperarse, de que salgan nuevos brotes de vegetación que los protegerá. En los ecosistemas secos es más complejo, los suelos no están disponibles para las plantas colonizadoras que van a favorecer el desarrollo biogenético normal; por lo tanto, si el ser humano llega allí y comienza a cambiar el uso de suelo de conservación, lo alterará, por eso es tan importante establecer dónde se pueden desarrollar actividades y dónde no, y conocer cuál es la capacidad de carga que tienen cada uno de estos”.
Destacó que La Tatacoa es una de las grandes bellezas que tiene el Huila, como además las zonas húmedas y el nevado, pero si no se tiene presente el nivel de vulnerabilidad en los mismos, se aumentará el proceso de desertificación.
La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), estableció un plan de manejo integrado para La Tatacoa. El documento busca promover procesos de planificación y acción que contribuyan a superar las principales barreras que obstaculizan la conservación y el manejo sostenible del ecosistema, promoviendo opciones de políticas y acuerdos sociales mientras se desarrollan las actividades que promuevan los objetivos de conservación.
Bajo estas medidas se han venido adelantando procesos para minimizar los impactos de las actividades humanas. La región es un potencial turístico y sus habitantes han puesto todas sus expectativas en ello, así lo indicó el mandatario local.
“El turismo le estaba cambiando la calidad de vida al villaviejuno de una forma impresionante. Yo soy agricultor, he venido trabajando el cultivo del arroz durante más de 10 años, y la mayoría de orientadores turísticos que hoy existen en Villavieja eran jornaleros de los agricultores. Un jornalero gana entre $30.000 y $40.000 al día, pero siendo orientadores pasaron a $100.000 y $120.000. Les mejoró la calidad de vida”, puntualizó el alcalde.
Hasta el momento, la reapertura del desierto está proyectada para finales del presente año, sin embargo, todo está supeditado a cómo logre controlarse la pandemia en el país y en el territorio. La localidad no registra casos de coronavirus.
