La Nación
EDITORIAL

La tortura del Paso del Colegio

Sin fecha de confianza para su entrega, o por lo menos su entrada en funcionamiento, la crisis por los daños en el puente Paso del Colegio sigue siendo la gran tortura para buena parte del occidente del Huila. Sin fecha de confianza para su entrega, o por lo menos su entrada en funcionamiento, la crisis por los daños en el puente Paso del Colegio sigue siendo la gran tortura para buena parte del occidente del Huila. Suena increíble pero es cierto, que ya entrado el siglo XXI en una era de enormes avances tecnológicos y científicos, la simple rotura de un puente, cuya longitud no es de gran envergadura, supere ya los ocho meses sin haber sido reabierto y, lo peor, que aún no se tenga claridad respecto de ello. Bastante razón tiene la señora Gobernadora del Huila en haber exigido a Invías tomar las medidas necesarias para que se habilite la estructura del puente a la mayor brevedad, en las condiciones técnicas requeridas y así poder cumplir con lo pactado, estableciendo una programación precisa de ejecución de la obra, y dar claridad a las comunidades y gremios sobre la fecha de entrega y puesta en funcionamiento. Dolorosamente la ingeniería nacional, privada y pública, sigue dando lamentables muestras de improvisación en las obras a su cargo. Y eso sin contar con los demás proyectos que enfrentan graves problemas. Mientras los bogotanos padecen el caos y la disminución de su movilidad por los atrasos en las obras de la calle 26, en medio del escándalo del carrusel de contratos de su pasado Alcalde, acá por lo menos 300 mil habitantes huilenses han sufrido, desde mediados del año pasado, la mayor crisis vial de su historia, con perjuicios incalculables. En el caso de la 26 se ha movilizado el Estado todo para resolverlo, incluyendo agudas investigaciones penales, disciplinarias y fiscales, y por lo menos los bogotanos tienen por dónde desplazarse ni requieren canoas o trasbordos costosos y peligrosos, o vías alternas de horas. En el asunto del puente Paso del Colegio ese mismo Estado ha sido lento, paquidérmico y falto de iniciativa. Mientras llega la hora de la redención para sus miles de habitantes, ya hastiados de anuncio tras anuncio, reunión tras reunión y protesta tras protesta, debe establecerse a fondo y con meridiana claridad la responsabilidad por esta debacle vial, social y económica. En 2009 el entonces ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, daba parte de la entrega de obras de mantenimiento a ese viaducto, por lo que no resulta lógico que apenas dos años después la estructura haya colapsado. Y siga, generando lamentables consecuencias económicas y sociales para la región. En fin, mientras esperamos esa iniciativa de los órganos de control e investigación, bien se justifica una acción conjunta, liderada por el Gobierno Departamental, de los alcaldes, clase parlamentaria y gremial para exigir, todos a una, resultados efectivos y reapertura pronta del puente. Pero además,        que se concrete, como se prometió, la construcción del nuevo puente, la verdadera solución. “Dolorosamente la ingeniería nacional, privada y pública, sigue dando lamentables muestras de improvisación en las obras a su cargo. Y eso sin contar con los demás proyectos que enfrentan graves problemas”. Editorialito La anunciada visita al Huila del director del Invías, Carlos Rosado, debe servir como punto de partida para concretar de una vez por todas, la solución a la crisis vial que soporta el Huila. Y antes de la nueva temporada invernal que se avecina.