La Nación
La tragedia del Atlético Huila 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La tragedia del Atlético Huila

JORGE FERNANDO PERDOMO

 

Cuando se avecina la última fecha del torneo de futbol profesional y los hinchas de nuestro equipo que cruzábamos dedos para que el fantasma del descenso que nos perseguía y atormentaba, se llevara a cualquier otro a la categoría de la B, recordamos las épocas de alegría, que aunque no lejanas, añoramos y anhelamos repetir con más frecuencia.

Hace pocos días en cualquier calle de nuestra calurosa ciudad un hincha, de esos que todavía subsisten, me preguntó: “en qué momento se jodió nuestro Atlético Huila”.

Partiendo de una premisa inexorable, que en el fútbol cualquier desastre puede suceder, pues ese infierno, comparable solo con el peor que Dante describió en la Divina Comedia llegando en la barca de Caronte, lo han visitado el Monaco, Manchester United, River Plate, Juventus, Atletico de Madrid, Palmeiras y el America de Cali, entre otros, algunos por mal fútbol, otros por mala administración, o en el peor de los casos por la conjunción de estos dos factores.

Para nuestro caso, la tragedia comenzó a asomarse cuando nuestros gobernantes perdieron interés en el espectáculo del futbol, como un medio de distracción y recreación que en cualquier otra región de Colombia y el mundo son vistas como necesaria válvula de escape a los problemas cotidianos de una sociedad y comenzaron a considerar la suerte de nuestro equipo como un asunto exclusivo de quienes han invertido su capital y esfuerzo. Lamentablemente, la empresa privada también sucumbió a esta tendencia del importaculismo por el equipo que es y debe ser visto como un propósito regional. Esta visión mezquina de todo lo que nos debe unir, nos tiene como afirmo el hincha: “Jodidos”

Tuve la fortuna de presidir el Atlético Huila cuando gobernadores y alcaldes, junto con las más importantes empresas de nuestra región,  molinos Roa, el grupo JOM, Electrohuila entre otras, entendían que el equipo era un emblema y el mejor medio publicitario para sus marcas y para decirle al mundo que el Huila existe, como cuando jugamos las dos finales del futbol colombiano permitiendo que nuestra geografía fuera explorada, nuestra historia contada, y nuestra gente reflejada durante varias semanas por todos los medios televisivos y de prensa escrita del continente.

A este drama se ha sumado la tragedia del estadio que obligó al equipo caminar como judío errante por plazas ajenas y situaciones adversas.

Hoy ya salvada la categoría, debemos reconocer que los esfuerzos solitarios de su Presidente Patarroyo son de admirar y respaldar pues está construyendo región en un clima adverso, no solamente por la canícula de un sol implacable sino por la insolidaridad y abandono.