La Nación
La última entrevista del médico que murió por coronavirus 1 29 marzo, 2024
ENTREVISTA

La última entrevista del médico que murió por coronavirus

El médico Carlos Eduardo Medina González, egresado de la Universidad Surcolombiana, considerado referente mundial en cirugía reconstructiva de mano y quien murió esta semana tras adquirir el covid-19, habló con LA NACIÓN sobre su vida, su labor profesional y sus proyecciones.

 

¿Quién es Carlos Eduardo Medina?

Nací en Belalcázar, Cauca, crecí, hice mi primaria, estudié en la Normal Margarita Nassau, estuve en el seminario San Juan de Apóstol de Facatativá. Mi transferencia se dio porque el perfil de la Normal era formar profesores y yo no tenía la concepción de querer ser profesor. Terminé en Bogotá mi bachillerato en el año 82 y tuve la suerte de sacar el mejor Icfes, pero a pesar de eso me devolví a mi pueblo. Yo sabía que tenía que estudiar en una universidad pública y así fue que quise estudiar en la del Cauca pero no pude y la única opción fue aplicar a la Universidad Surcolombiana de Neiva. Era muy joven, entré en una tónica de diversión y no me di cuenta que me habían convocado. Casi pierdo la oportunidad. Subí a la primera clase, hago mis años de medicina y fui hacer el rural a Algeciras, en donde aprendí como persona y médico porque estaba en un momento muy difícil en el punto de vista de seguridad. Ahí estoy dos años y sobre el año 94 me voy a estudiar fuera del país.

 

¿En qué momento decide ir por más?

Sucedió un tema personal y de seguridad en la zona que me dio el empuje para irme. Un domingo atendiendo gente en mi consultorio, me dicen que vaya a atender a alguien que estaba muy grave, pero yo no podía ir porque estaba ocupado y cuando salí a las 5 de la tarde, ellos me estaban esperando, casi que, de manera forzosa, voy, y la verdad es que no había ningún paciente. Fue una técnica utilizada por los miembros de las Farc para llevarme a un sitio lejano, allí me colocan una cuota para pagar a la semana siguiente y mensualmente debía pagar un dinero. En ese momento, momento me di cuenta que no tenía mucha opción, cierro el consultorio y desaparezco del pueblo. Gracias a un compañero, me voy para Río de Janeiro, llego a Brasil, decido presentarme en un curso formal y me admiten en el año 95 en una de las más prestigiosas universidades de Brasil como residente oficial, donde el gobierno le paga a usted y adquiere todos los derechos de los estudiantes brasileros, fui el único con Edna Patricia Charry que tuvimos ese privilegio. En la Universidad Federal de Rio de Janeiro hago los cuatro años de Ortopedia. Cuando me entregan mi certificado de estudios, me dan una calificación 10 sobre 10 y eso me abre las puertas de la universidad para estudiar la maestría en Ortopedia.

 

¿Por qué la Ortopedia?

Desde el inicio pensé en ser cirujano de mano y eso en Colombia lo hacía el Cirujano Plástico. Aquí en Neiva yo tuve una persona que considero un gran cirujano plástico, Alberto Trespalacios, pero cuando llego a Brasil yo me di cuenta que los cirujanos de mano son ortopedistas. Antes de hacer la maestría, yo fui a la Universidad de Sao Pablo a hacer cirugía de mano y microcirugía. Inmediatamente termino en el 2001, voy a Rio de Janeiro para comenzar la maestría y desarrollo un trabajo en la reparación de tendones flexores en la zona dos de la mano, que es la zona quirúrgica más compleja, conocidos como la zona de nadie. Con esta defensa de maestría, me dan Magna Cum Laude, que es la máxima calificación que se otorga cuando se califica una tesis y eso significa que todos los miembros del tribunal examinador tienen que haber coincidido con dar la máxima calificación. Termino esa maestría en el año 2006, pero paralelamente yo venía desarrollando unas investigaciones enfocadas en desarrollar nuevos sistemas para el manejo de patología de la mano y es así como logro cuatro patentes.

 

Háblenos de esas patentes, ¿En qué consisten?

La primera consiste en el desarrollo de una mesa quirúrgica para mano que permite gran facilidad para el cirujano al momento de operar. También desarrollé un dispositivo que se llama Gexfix para los dedos. Este dispositivo es un sistema de fijación dinámica digital cuyos derechos de fabricación los adquiere una empresa Suiza y lo produce en la actualidad con el nombre de Digifix y se comercializa en Europa y Estados Unidos. Con ese dispositivo quise desarrollar un proyecto de doctorado y el dispositivo cumplía todos los criterios, pero en ese momento consideré que si ese dispositivo funcionaba para los dedos teníamos un desafío mayor que son las fracturas de radio y consigo desarrollar un sistema de fijación externa dinámica para las fracturas de radio.

 

¿Qué tan complejo fue el desarrollo de este invento?

Nos tomó diez años realizar estudios de laboratorio que implicaron desarrollar unos sistemas de software porque la gran dificultad que encontrábamos era que no se conseguía hacer una reproducción de los huesos del carpo en movimiento a efectos de poder, a través, de un ensayo de elementos finitos demostrar que el fijador en su concepción era más acertado que los fijadores convencionales. Eso me llevó a hacer pasantías en varios laboratorios de biomecánica en Rio de Janeiro, después fui a un laboratorio muy grande en San Cayetano del Sur y allí hicimos grandes avances pero volvíamos a tener las dificultades económicas cuando se requerían sistemas de computación y tuve la suerte de conseguir un gran aliado que finalmente asume el costo de la adquisición de toda esta tecnología y un laboratorio adscrito a la facultad de ingeniería mecánica de Santa Catalina, hicimos los ensayos y estudios finales. Realizamos la prueba con 20 pacientes, presento una tesis de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid en el área de investigación en ciencias médicas y el 14 de noviembre del 2018, se hace la última defensa de la tesis y tuve la suerte que la Universidad me otorgó la máxima calificación que es el Cum Laude.

 

¿Y cómo se sintió?

Yo nunca hice lo que conseguí pensando en un reconocimiento, lo hice como un tema personal, pero sí comencé a llamar la atención porque cuando se va a las estadísticas del país para ver qué médicos tenían doctorado en Medicina, por lo menos en Ortopedia, nadie lo tiene. Hay colegas que tienen doctorados en áreas clínicas pero no quirúrgicas. Yo lo hice como un desafío personal porque no soy de comenzar algo y no terminarlo. Yo siempre he ido a los puntos más críticos de la especialidad. La patología más difícil de la especialidad de mano es el manejo de las lesiones de los tendones flexores en la zona 2. La patología más difícil en el manejo de cirugía de mano en materia de trauma óseo son las fracturas interarticulares de la falangiana proximal para la cual desarrollé el dispositivo.

La última entrevista del médico que murió por coronavirus 7 29 marzo, 2024
El médico Medina le dio al editor general de LA NACIÓN, Jesús Antonio Rojas Serrano, la que sería su última entrevista.

¿En qué está trabajando ahora?

Tengo tres proyectos ambiciosos en materia de desarrollo de nuevas tecnologías que llevo trabajando 15 años. Uno de ellos es la elaboración de un clavo endomedular expansivo para fracturas de huesos largos. El otro es mejorar un dispositivo, yo tengo una patente que fue reconocida a mi nombre, sobre un orificio bloqueado trifenestrado de ángulo variado que requiere de algunas mejoras técnicas, pero eso implica inversiones grandes para poderlo producir. Y el otro proyecto es académico que es construir en Colombia un centro ortopédico de alta complejidad exclusivo para ortopedia al que se le puedan conseguir todas las certificaciones internacionales. Tengo elaborado todo el proyecto del pensum y llevo diez años trabajando en eso y espero en estos años poder conseguirlo.

 

Ya tiene un Hospital, ¿Cómo le ha ido?

Concebí una IPS que se llama Hospital Ortopédico que existe en Bogotá, Cali y Medellín, que tiene un manejo distinto de los pacientes al concepto general, porque yo planteo un concepto de integralidad, buscando generar desde el punto de vista económico, paquetes integrales que se les puedan ofrecer a los entes pagadores de manera que ellos tengan un costo fijo en lo que es la atención de un paciente. La dificultad más grande que existe es que una cirugía o una patología idéntica de un paciente que lo tratan en una IPS, en otra cuesta diez veces más y eso no debe ser así porque en el concepto que existe en universalidad de los servicios de salud, se deben garantizar esa estabilidad para que la persona pueda ser atendido. En Brasil funciona como un sistema único en donde el Gobierno establece todo los años el costo de los insumos y todas las entidades se ajustan a esos precios. No necesitan hacer licitación porque la regulación de los precios es determinado por el sistema de salud. Aquí es una batalla de influencias y estrategias, eso encarece de forma el manejo de los temas de ortopedia.