Ex dirigentes de la Unión Patriótica en el Huila recuerdan los albores, el desarrollo y la arremetida contra esa organización. Sostienen que podría convertirse en una opción de unidad de la izquierda, tras recuperar su personería jurídica.
El fallo del Consejo de Estado, producido la semana anterior mediante el cual devuelve la personería jurídica a la Unión Patriótica, UP, que le había sido suspendida por el Consejo Nacional Electoral, años atrás, ha removido historias de dolor, persecución y muerte en todo el país.
Pero especialmente en el departamento del Huila, donde muchos han vuelto a escudriñar en su memoria toda una época en la que para dirigentes y miembros de organizaciones de izquierda como la UP, la vida no fue nada fácil y terminó en tragedia en no pocos casos.
No fue así para otros que lograron sobrevivir a lo que ha sido denominado por algunos, el ‘exterminio’, y una de las épocas más negras de la historia colombiana. Aunque han pasado ya muchos años, en los rincones más alejados de su memoria los recuerdos siguen latentes y todavía logran arrugar sus almas.
“…Yo tenía un terreno por los lados de San Antonio, y ese día decidí irme hasta allá para llevar unas cosas que se necesitaban. Cuando iba entrando me encontré con unos señores que estaban a un lado del camino, en un carro de aquella época que eran los camperos Land Rover.
…Ellos se bajaron, les pregunté en qué podía ayudarles y me respondieron que eran del Catastro y que estaban buscando un sitio de una quebrada que por ahí no había, yo les dije que no, y se fueron. Después un amigo averiguó con gente de allá y le dijeron que no habían enviado a nadie y que tampoco usaban carros de ese tipo”.
El relato es del abogado Hernán Rojas Cabrera, ex representante a la Cámara por el Huila por la Unión Patriótica, UP, hoy retirado de toda actividad política. Corrían los años 80 y el movimiento estaba en su apogeo, pero fue entonces cuando decidió que era hora de bajarle al ritmo luego de otro incidente sucedido en el mismo lugar.
No más
Una noche, su hijo salió hacia la finca en San Antonio y llegando, justo en la entrada, en medio de la oscuridad había otro vehículo del que descendió un hombre pero cuando se acercaba a donde se encontraba el muchacho, alguien gritó: ¡ese no es! Y se fueron.
Poco después Rojas Cabrera vendió la finca por cualquier peso y se fue. Atrás quedaban tantos años de lucha ideológica, aquella que había comenzado allá finalizando los 50 cuando estudiaba Derecho en la Universidad Libre de Bogotá.
Había regresado a Neiva en 1963 siendo ya un profesional y de inmediato se contactó con algunos dirigentes del Partido Comunista como Ramón Tovar Andrade, y Roberto Castrillón, quien tenía un almacén de calzado.
Con ellos Rojas Cabrera inició un camino político de izquierda que lo llevó a la Asamblea, y posteriormente a la Cámara de Representantes ya como miembro de la Unión Patriótica, movimiento que nacía en 1984 tras la firma del Acuerdo de La Uribe entre los comisionados por el gobierno de Belisario Betancur y los voceros de las Farc. Habían sido muchos años de guerra que por lo menos dejaron 60 mil muertos políticos.
La alianza
La Unión Patriótica logró llegar al Congreso con Rojas Cabrera gracias a una alianza entre esa colectividad y el Partido Liberal donde se destacaban Guillermo Plazas Alcid y Julio Enrique Ortiz.
El acuerdo consistía en que al Senado irían Plazas Alcid por el liberalismo y Alberto Rojas Puyo por la UP. Al tiempo, en la Cámara, Julio Enrique Ortiz lo hacía por los ‘rojos’ y Hernán Rojas Cabrera por la izquierda.
Sin embargo, al entonces presidente Julio César Turbay no le gustó lo sucedido, descalificó a Plazas Alcid y luego lo nombró ministro de Justicia lo que le dio la oportunidad a Rojas Puyo de ocupar su curul.
Rojas Cabrera también logró asumir en la Cámara y aguantó solo dos meses, pues asegura que lo que vio en el Congreso no le gustó y prefirió dejarlo. “Eran épocas difíciles, cada ocho o quince días nos llegaban sufragios y a la semana ya había muerto. Yo tuve que esconderme muchas veces y salir otras más del Huila, sin contar con que estuve 10 días preso”, recuerda el jurista.
Sobrevivientes
Como Rojas Cabrera, y con historias parecidas, hoy solo quedan unos pocos que lograron sobrevivir a las balas provenientes de fuerzas oscuras que casi no dejan ni nacer al movimiento llamado Unión Patriótica, más conocido como la UP.
El ex secretario de Agricultura del Huila, Eduardo Gutiérrez Arias, aún recuerda con horror los años entre 1984 y 1997, cuando el exterminio de dirigentes de la UP estaba a la orden del día, en todo el territorio nacional.
Israel Silva Guarnizo, actualmente dirigente cooperativo, también sabe lo que es ser perseguido y vivir momentos de intenso miedo y terror ante la cercanía del enemigo que lo busca sin cesar, para matarlo.
Albores de la UP en el Huila
Según Gutiérrez Arias, el primer albor de la UP en el departamento del Huila fue una concentración programada por las Farc en el corregimiento El Recreo, municipio de Garzón, un domingo de julio de 1985.
Días antes, a las oficinas del Frente Democrático, una alianza que había resultado de la unión de grupos de izquierda, llegó una carta en la que se invitaba a una reunión de las Farc para anunciar la creación de una nueva organización, a raíz de los acuerdos de La Uribe.
Aunque la dirección del Frente Democrático sabía que las cosas en El Recreo no estarían fáciles, delegó a tres personas, entre ellas, el ex representante Hernán Rojas Cabrera, Gustavo Bríñez, profesor de la Universidad, y Eduardo Gutiérrez Arias, diputado de ese movimiento.
“Yo era amigo del alcalde de Garzón, Mariano Ospina, perteneciente al sector político de José Antonio Gómez Hermida, y lo fuimos a buscar pero nos dijeron que se había ido para la reunión. Igual, nos fuimos para allá y como a tres kilómetros nos encontramos un retén del Ejército, les explicamos quiénes éramos, y nos fuimos. A dos kilómetros había otro retén donde nos retuvieron junto con otras personas que se desplazaban en chivas y jeep, por media hora. Casi llegando al lugar de la reunión había con otro retén donde se estaban registrando roces entre guerrilleros que no estaban armados, y el Ejército, porque no los dejaban poner un equipo de sonido para el encuentro. Allá habían como cinco mil o seis mil personas, recuerdo”.
Pese a los inconvenientes ese gran encuentro y primer acto como tal de la UP se dio, y uno de los que intervino fue un comandante guerrillero conocido Aquiles, quien después fue desaparecido.
Siguió creciendo
Un segundo acto de la UP se registró en el municipio de Palestina, dos meses después del de Garzón.
“Ese también fue de gran concentración y recuerdo que hablé como diputado del Frente Democrático. Luego se hizo otro en Neiva con gente proveniente de Pitalito, delegados de diferentes frentes de las Farc, pero el objetivo de ellos era promover reuniones en campos, veredas. Después se hizo una convención en noviembre, que fue como el primer acto político grande, donde se eligieron candidatos y ahí se estudió la oferta de Plazas Alcid de hacer una alianza con el Partido Liberal y se aprobó con una plataforma de propuesta que sirvió como orientación para la labor de la UP en el Huila”, afirma Eduardo Gutiérrez Arias.
De ahí también surgieron los candidatos a corporaciones. En ese tiempo aún no había elección popular de alcaldes pero de todas maneras surgió el nombre del arquitecto Luis Ernesto Cabrera, de origen conservador, para que el gobernador de la época lo nombrara primera autoridad de Villavieja.
Israel Silva Guarnizo también recuerda los primeros años de la Unión Patriótica en el Huila, siendo él, miembro activo de las Juventudes Comunistas.
“Fue una época de mucha efervescencia, mucho debate en el que como parte de las Juventudes Comunistas y del Partido, lideramos esa organización. En el Huila, de ese tiempo también recuerdo la arremetida grande contra el movimiento y la izquierda que en ese momento fue agresiva por parte de la derecha del país que no permitía la posibilidad de que otras fuerzas políticas llegaran al espectro participativo”.
Silva Guarnizo había regresado al país, en 1988, cuando los ataques contra la UP estaban en todo su esplendor, pero aun así el movimiento seguía desplegándose por todo el departamento.
La UP ganaba cada vez más simpatizantes en municipios como Algeciras, Campoalegre, entre otros, pero en casi todos se podía contar con grupos de apoyo al movimiento.
“La UP llegó a tener mucha presencia en los concejos municipales del Huila. En Algeciras por ejemplo, la Unión Patriótica alcanzó a tener la mitad del Concejo Municipal, en casi todos los municipios había participación y por supuesto en la Asamblea, la Cámara y el Senado”, subraya Silva Guarnizo.
Es por eso que el líder cooperativo no duda en afirmar que la Unión Patriótica llegó a ser una fuerza muy representativa de todas las tendencias democráticas y de oposición que clamaban una solución política al conflicto armado pero también por un desarrollo concebido más desde la ciudadanía.
La mala hora de la UP
Gutiérrez Arias sostiene que las cosas para los militantes de la UP en el Huila comenzaron a ponerse feas desde la campaña electoral en 1986. Eran días en los que los hostigamientos del Ejército eran continuos.
“La Unión Patriótica estaba surgiendo y como el tema era que la había convocado para su creación la guerrilla, y habían guerrilleros que salieron, como por ejemplo Aquiles en Garzón. Él era del frente tercero pero lo desaparecieron, nadie supo qué pasó. Otro llamado Darío, del frente 13 también salió a hacer política. Mejor dicho, el movimiento tuvo buena acogida sobretodo en el sector campesino porque la gente creyó que eso podía ayudar a construir la paz y se hacían buenas manifestaciones”, recuerda.
Por eso, para Gutiérrez Arias, la UP jamás tuvo un periodo de primavera, desde que nació estuvo en conflicto con el Estado, y las desapariciones jamás cesaron.
De esa época recuerda al concejal Humberto Santana que había pertenecido al Frente Democrático y luego hizo parte de la UP, poco tiempo después fue asesinado en 1988. A los líderes del magisterio, Héctor Perdomo, y Diomedes Cedeño los mataron en 1987, a plena luz del día en una calle del municipio de Tello.
“Pero la situación en el Huila con la UP se puso más dura como en 1988, y recuerdo a un dirigente llamado Campo Elías Ávila, hacía parte de la Dirección cuando lo desaparecieron. Un día no llegó a una reunión que había en la tarde, en Neiva, nunca se supo nada de él. Se sospechaba que lo habían matado y echado al río Magdalena”, señala Gutiérrez Arias.
A su turno, Israel Silva Guarnizo recuerda que en 1988 fue cuando desaparecieron a un compañero suyo, Tarsicio Medina Charry, después a Carlos Manchola, así como a muchos otros líderes en el Huila. En ese momento, dice, tuvo mucho miedo de correr con la misma suerte.
“La arremetida contra la UP en el Huila comenzó con desapariciones en los municipios, con amenazas y luego asesinatos. Recuerdo a una familia comprometida con la UP que tuvo que salir del departamento y hasta del país, fue una época de persecución. La historia de todas esas muertes no se ha recogido toda, y es una etapa muy negra para la democracia colombiana”.
Qué sigue para la UP
Para Silva Guarnizo, tras el fallo del Consejo de Estado que le devuelve la personería jurídica a la Unión Patriótica, valdría la pena hacer el ejercicio de tratar de reconstruir la memoria política y lucha social que se libró por parte del movimiento.
“También podría ser que la UP se sumara a otros movimientos que están en la izquierda. Vale la pena avanzar hacia la unidad para tratar de consolidar una fuerza política más allá, con una posición democrática que realmente trate de hacer avanzar el país por el desarrollo”, afirma.
Y añade que en Latinoamérica ha habido cambios de gobiernos con otras tendencias que bien se podrían dar en el país y a su juicio, ese sería el reto.
Por su parte, el ex secretario de Agricultura, Eduardo Gutiérrez Arias, no es tan optimista y asegura que no cree que la UP se convierta en la organización grande de la izquierda colombiana.
“La UP tenía un sello político dentro de la izquierda, hoy han surgida muchas fuerzas políticas y ahí tenemos Marcha Patriótica, el Polo, el Progresismo de Petro, algunas organizaciones de centro como el Partido Verde, la Alianza Social Independiente. Lo que creo que es posible cuajar una unidad de todos esos agrupamientos de izquierda y de centro hacia un movimiento político unitario que permita tener una posición política”, asegura.
En ese sentido, advierte que debido a que el actual sistema electoral con la reforma, establece que partido que no logre el 3 por ciento en su volumen electoral nacional, no tiene personería jurídica, y eso dificulta la vida de las organizaciones pequeñas.
“El Mira por ejemplo, está planteando que es posible que pierda su personería, el mismo Polo, el Partido Verde. Todos esos agrupamientos pequeños van a tener dificultades para sostenerse y eso obligaría a una unidad y creo que la UP podría coyunturalmente a ese proceso unitario”, concluye Gutiérrez Arias.