La Nación
La violencia de género digital 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La violencia de género digital

El desarrollo de las tecnologías de la información, la comunicación (TICS) y las redes sociales son protagonistas en la vida del ser humano del siglo XXI. Estos avances han incidido en el cambio de patrones comportamentales, llegando incluso a volverse indispensables y en ocasiones indebidamente utilizados.

Es en este escenario donde ha nacido una nueva problemática que empieza a ser bastante recurrente: la violencia de género digital. Consiste en ataques que se realizan contra la mujer en razón de su género, mediante el uso de las TICS, como los teléfonos inteligentes, el internet, las redes sociales, correos electrónicos o la mensajería instantánea.

Esta situación fue abordada recientemente por la Corte Constitucional en la sentencia T-280 del 22 de agosto de 2022, a raíz de una acción de tutela presentada por una mujer quien fue filmada en secreto en el baño de una institución deportiva. La grabación mostraba claramente imágenes de sus zonas íntimas y fue difundida en la red de mensajería WhatsApp.

Existen además otros tipos de comportamientos que se dan en relaciones afectivas y que pueden constituir violencia de género digital, como acosar a la pareja usando su móvil, censurar fotos publicadas, espiar el celular, obligar a la mujer a que envíe imágenes íntimas, entre otras acciones.

Este tipo de actos infligidos contra la mujer generan la violación de su honor e intimidad en virtud de su sexo. La violencia de género digital puede acarrear graves consecuencias como ansiedad, estrés, baja autoestima e incluso el suicidio.

En el caso abordado por la Corte, se resaltó la obligatoriedad del Estado para hacer pedagogía sobre su gravedad, así como para implementar medidas de prevención, establecer mecanismos judiciales idóneos y efectivos que no revictimicen a la mujer afectada y a implantar medidas de reparación y no repetición.

Sin embargo, la gran responsabilidad recae en la misma sociedad, principalmente en los hombres, quienes no son víctimas de esta modalidad de violencia, pero sí la masifican con el reenvío de contenidos sexuales explícitos.