Lara Bonilla

Rodrigo Villalba Mosquera

 

El viernes pasado cumplió 37 años cuando la mafia del narcotráfico en contubernio con agentes del Estado, asesinaron a Rodrigo Lara Bonilla, Ministro de Justicia de la época, una cimera figura en el escenario de la política nacional.

Lara Bonilla desde muy joven incursionó en la política con el Partido Liberal, alineándose en el sector disidente que dirigía Alfonso López Michelsen con el Movimiento Revolucionario Liberal MRL. Crea en el Huila el movimiento Dignidad Liberal, contradictor del oficialismo que dirigía Guillermo Plazas Alcid. Luego llega al Senado donde coincide con Luis Carlos Galán, quien también había llegado en ese momento a la corporación por el departamento de Santander y crean el Nuevo Liberalismo, un movimiento político contra el clientelismo y por la recuperación de la política.

Lara Bonilla tenía un liderazgo arrollador, preparado, carismático, inteligente, buen orador, quien con determinación luchó contra el narcotráfico, el peor enemigo que tenía nuestra sociedad, la democracia y sus instituciones, cuando el 30 de abril de 1984 lo asesinaron en el norte de Bogotá, por cuenta de una banda de sicarios del capo Pablo Escobar Gaviria, y según información aposteriori del director de Medicina Legal de la época, los impactos mayores que causaron su muerte, provenían de su propio cuerpo de seguridad que lo acompañaba en su vehículo. Con razón se hablaba que Colombia era un Estado fallido.

La Fiscalía calificó el asesinato de Lara de lesa humanidad, lo que es importante porque es imprescriptible este delito, hace que en cualquier tiempo y época se pueda seguir investigando para dar hasta con el último de los responsables en cualquier eslabón de la cadena criminal. Los sicarios del cartel de Medellín pagaron cárcel, el determinador fue dado de baja por fuerzas del Estado, pero no se ha investigado la participación de los escoltas del DAS y de sus directivos.

El asesinato de Lara Bonilla causa conmoción nacional, nunca antes había ocurrido algo igual con un funcionario de tan alta investidura. Los colombianos, y los huilenses en particular, adoloridos por el magnicidio lamentamos la pérdida irreparable e impotentes mirábamos que los criminales nos estaban ganando la partida. Sentimos una gran frustración pues habían privado al país de un dirigente que brillaba en el firmamento de la política con luz propia, y a los huilenses nos alejaba de una posibilidad presidencial.

A Lara Bonilla todo le llegó temprano, muy joven terminó sus estudio de abogado, temprano incursionó en política, con escasos 22 años llegó a la Alcaldía de Neiva,  joven llegó al Senado y se convirtió en figura nacional, joven llegó al Ministerio de Justicia y con tan solo 37 años de edad le llegó la muerte, hace 37 años lo asesinaron.

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