La Nación
Las curules para la paz 1 19 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Las curules para la paz

POR: Flora Perdomo Andrade

Es claro que los acuerdos son para honrarlos y cumplirlos. Cuando el Gobierno nacional firmó la paz con la entonces guerrilla de las Farc, uno de los puntos más importantes fue el de posibilitar que al Congreso de la República y específicamente a la Cámara de Representantes pudieran llegar voceros de las víctimas de la violencia en nuestro país.

Ese compromiso adquirido se había convertido en una decisión polémica por parte de algunos sectores que consideraron que se trataba de una concesión injustificada que abriría paso a que más voceros de la entonces Farc, pudieran llegar con vocería política al Congreso, provocando demandas y convirtiendo el asunto en una disputa jurídica que finalmente el Consejo de Estado y la Corte Constitucional tuvieron que dirimir ordenando la creación  de dichas curules y reconociendo que el acuerdo aprobado  por la denominada vía del “fast track”, estaba ajustado a los principios del derecho y en el marco de las leyes constitucionales del país.

Las 16 curules, representan sin lugar a dudas un paso hacia el reconocimiento de la existencia de un conflicto armado en nuestro país. Hay sectores que se resisten a ello, y por ello de alguna manera se han opuesto y han enfilado su poder decisorio para evitar a toda costa que se cumpla con este mandato, que no es otra cosa que la oportunidad que tienen las víctimas de la guerra en Colombia de visibilizar sus dramas, de poner en el contexto político sus padecimientos y de poder luchar por planes, programas y leyes que resarzan de alguna manera el sufrimiento y dolor causado.

Este es un proceso que debemos mirar conforme avanzan las decisiones, lo que si tenemos claro, porque lo avalamos con nuestro voto positivo,  es que los candidatos que aspiren a las curules de paz no pueden ser postulados por partidos políticos; como tampoco por quienes integraron el grupo armado y que como lo establece la naturaleza del acuerdo,  quienes pretendan integrar dichas curules deberán ser inscritos por asociaciones o comunidades directamente relacionadas con víctimas de la violencia. Pero además tampoco podrán aspirar candidatos que en el pasado hayan sido elegidos o inscritos para otras elecciones en listas por los partidos políticos al menos cinco años antes. Los aspirantes de las curules de paz deben además certificar que son víctimas de la violencia y deben estar viviendo al menos tres años en zonas establecidas como regiones de conflicto.

Es importante señalar y para claridad de la opinión pública es que estas curules deberán ser ocupadas dentro del marco del proceso electoral, en las regiones que han sido priorizadas como municipios con Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, conocidos como PDET. La elección de estas curules se desarrollará solamente en los puestos de votación que están en las zonas rurales, es decir, quienes viven en las zonas urbanas no podrán votar. Será un Representante a la Cámara por cada grupo de municipios, que están reunidos en 16 subregiones, según la zona geográfica. De acuerdo a este esquema, que está debidamente reglado, en el caso del departamento del Huila, el único municipio que podría participar de este proceso es Algeciras, que está circunscrito como zona especial, con un bloque de municipios pertenecientes al vecino departamento del Caquetá.

Se hace necesario advertir que el proceso de escogencia de estos voceros se hará mediante el sistema de listas. Es decir, que en cada circunscripción, las organizaciones que quieran presentar candidatos (organizaciones sociales, de campesinos, de víctimas o grupos significativos de ciudadanos), tendrán que presentar una lista de máximo 2 personas. Deberá haber paridad de género. Cada curul se definirá por la lista que tenga el mayor número de votos y al interior de la misma, quien en voto preferente, obtenga la mayoría de estos.

Quedamos a la expectativa de la firma del Acto Legislativo por parte del Presidente de la República. El Congreso ya hizo su parte, dando cumplimiento a las decisiones de los jueces. Creo que se trata de un paso fundamental para consolidar y avanzar en la concreción de una paz estable y duradera, más allá de las consideraciones políticas y personales. Las víctimas, tienen ahora un espacio de dos periodos constitucionales, – ocho años – para ser parte activa de las grandes transformaciones que requiere el país.

Bienvenidos a la democracia.