El dedo en la llaga En sentencia C-491 de 2012 con ponencia del magistrado Luis Ernesto Vargas la Corte Constitucional analiza el delito de tráfico, fabricación o porte de sustancia estupefaciente, sicotrópica o droga sintética, concluyendo que la dosis mínima no puede ser penalizada, porque violaría los principios de proporcionalidad y lesividad del sistema penal. Además, señala la Corte que el porte de dosis mínima no violenta bienes jurídicos como la salubridad pública, la seguridad pública y el orden económico y social que pretende proteger el delito mencionado. Con base en esta providencia la Ministra de Justicia, señaló la necesidad de regularizar el consumo personal de las drogas sintéticas, esto es, ella no está inventando nada nuevo sino acudiendo a nuestro propio ordenamiento jurídico. Ahora bien al parecer la gente se opone, pero al final no se opone, partiendo de la doble moral. Según encuesta realizada por Datexco para El Tiempo y la W radio en donde se le pregunta a la gente “siguiendo el mandato de la corte, el Gobierno propone legalizar el porte de hasta 3 pastillas o pepas de drogas sintéticas u otras drogas similares, ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo con esta propuesta?”, el 81,5% se mostró en desacuerdo con esta propuesta, pero a renglón seguido les pregunto: “En caso de que su hijo o un familiar fuera detenido portando una dosis personal de droga, usted qué prefiere, que sea detenido o que sea llevado a su hogar para que allí le den ayuda profesional”, el 75,5% prefiere que sea llevado a su casa para que reciba ayuda. ¿Al fin qué? ¿Qué castiguen y metan a la cárcel a los demás, pero a nuestros hijos no? El consumidor con base en la sentencia y en la ciencia debe ser tratado como un enfermo, no como un delincuente. La Fiscalía debe preocuparse por delitos más serios que por los consumidores o microtraficantes de drogas sintéticas. Sea legal o ilegal la gente consumirá tabaco, alcohol, cocaína, éxtasis y demás drogas, o apostará en casinos, eso no se acaba con la simple penalización o fumigación. Lo ideal es descriminalizar todas las conductas de la cadena de las drogas, regularlas y buscar una solución de fondo, porque mientras un kilo de coca cueste más que uno de maracuyá o arroz, el campesino se irá por lo que le dé el verdadero sustento a él y a su familia.