Los colombianos ya decidieron y lo hicieron ayer marcando el rumbo del país para los próximos cuatro años, a través de la elección de los miembros del Congreso de la República y de los candidatos que estarán en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
De destacar, sin lugar a dudas, el desarrollo tranquilo de los comicios electorales en gran parte de país. Los colombianos pudieron acudir de manera pacífica a las urnas. En este sentido, es de valorar el inmenso esfuerzo que hicieron las autoridades de Policía y militares a la hora de garantizar el normal desarrollo de la jornada.
Aunque en términos generales el abstencionismo no pudo ser derrotado de manera aplastante, en algunas regiones del país la ciudadanía acudió de manera copiosa a votar. Poco a poco, los ciudadanos están entendiendo el valor de participar en este tipo de procesos democráticos.
Uno de los ‘lunares’ fue la caída que reportó la página web de la Registraduría Nacional del Estado Civil, lo que llevó a que muchos ciudadanos no tuvieran información en tiempo real de su lugar de votación. Ciertamente, hubo además falta de pedagogía electoral. A los ciudadanos les costó el manejo de los tarjetones electorales. Frente a esto, es importante señalar que a futuro las autoridades electorales deberán buscar alternativas para que a la ciudadanía no le cuesta tanto a la hora de sufragar.
Respecto a los resultados en sí, estos trajeron enormes sorpresas. El mapa político colombiano ha cambiado ostensiblemente. En el caso del departamento del Huila, no se pueden mirar de soslayo las votaciones que alcanzaron ayer a la Cámara Cambio Radical y el Pacto Histórico. Estos resultados representan lecturas que los partidos políticos y los dirigentes de estos deberán hacer detenidamente.
Para pensar –y merecerá un análisis más detallado—la irrisoria representación que tendrá el Huila en el Senado de la República.