El conductor asesinado por las Farc durante el ataque contra la caravana petrolera era el más joven de todo el gremio. Estaba encargado de sus dos padres y quería tener un carro propio. El conductor asesinado por las Farc durante el ataque contra la caravana petrolera era el más joven de todo el gremio. Estaba encargado de sus dos padres y quería tener un carro propio. ÓSCAR NEIRA LA NACIÓN, FLORENCIA Luis Carlos Rodríguez, una de las víctimas del cruento ataque de las Farc contra la caravana que transporta petróleo, llevaba seis meses conduciendo el carro en el que perdió la vida. Con 22 años era el menor de dos hermanos y de todo el gremio de transportadores de crudo. Además tenía a su cargo el sostenimiento de la familia. “Siempre gustó de los carros; ese oficio él lo aprendió desde más joven y antes de manejar ese carro, tenía otro tanque a su cargo”, relató a LA NACIÓN el señor Roberto Eliécer Rodríguez, padre de la víctima. Sin embargo, a la señora Martha Lucía Bedoya nunca le gustó que su hijo condujera precisamente un carro para el transporte de crudo. “Yo le decía: ‘mijo, bájese de ese tanque’, pero él me respondía: ‘mami, ¿yo qué hago? No hay nada para hacer. Aquí no hay nada que hacer’”, recordó la madre del joven asesinado. Con el féretro de Luis Carlos Rodríguez a cuestas, toda la familia tomó la decisión de irse del Caquetá para Sevilla (Valle), su tierra natal. Por tal motivo, el señor Rodríguez responde enfáticamente a la pregunta sobre el lugar de su vivienda. “Vivíamos en Doncello, pero con esto nos vamos del todo de Doncello”, afirmó el compungido padre. Un día antes El domingo, doña Martha Bedoya le dijo a Luis Carlos que varias veces había estado a punto de morir y que la situación con los ataques a las caravanas no iba a mejorar de buenas a primeras. “Pero él me respondió que necesitaba trabajar, aunque le recordé que estuvo cerca de la muerte varias veces con los ataques que les hacían. El martes pasó y le dejé el almuerzo con el papá, quien se lo hizo llegar. Como a las 12:30 le pregunté a mi esposo por él y me respondió que le había arreglado los frenos al carro y se había ido. Al momento, me llamaron y me dijeron que estaba muerto”, relató doña Martha Bedoya a LA NACIÓN. Lejos del Caquetá Ahora sin Luis Carlos, los Rodríguez Bedoya comenzarán en otro lugar a “cumplir los sueños de mi hijo”. “Él tenía proyectos, decía: ‘¡Qué bueno que mi papá se pudiera comprar un camión para ponerme a trabajar! Pero uno es pobre. ¡Qué bueno tener mi carro!, a mí me gusta este oficio’, también decía mi hijo, pero ese sueño no se le pudo cumplir”, comentó el padre del joven conductor. “Luis Carlos era muy alegre, extrovertido, charlaba con sus compañeros, los hacía reír, venía y me contaba chistes de ellos. Era buen hijo, compartía las ganancias conmigo y siempre me hablaba del futuro. En una ocasión me dijo ‘mamá, si yo me salgo qué hacemos’, y le respondí que cualquier cosa resulta. Y ese domingo le dije por última vez que si nos íbamos para fuera. Teníamos el pensado de irnos para Cali y conseguir trabajo. Él nos dijo que nos fuéramos nosotros”, agregó la madre de la víctima. Mientras aguardaban la entrega del cuerpo de su hijo, los dos esposos confirmaron que las exequias del joven se llevarán a cabo en Sevilla (Valle), el mismo lugar en donde comenzarán de nuevo. De otro lado, las exequias de José Adalberto Gerardo, el otro civil quien también resultó muerto en el ataque guerrillero, se llevarán a cabo en la ciudad de Pereira, de donde era oriundo. “Era la primera vez que Adalberto Gerardo venía al Caquetá y lo hizo para cumplir un reemplazo”, según uno de sus allegados, quien se encontraba en Medicina Legal de Florencia esperando la entrega del cuerpo, “José Adalberto vino al Caquetá a buscar la muerte”. Así quedó el carro que conducía Luis Carlos Rodríguez.