Fernando Botero Zea, empresario e hijo del maestro Fernando Botero, habla con LA NACIÓN sobre el legado del artista plástico más importante de Colombia fallecido en 2023. Cuenta además detalles de la majestuosa exposición en el Palazzo Bonaparte y lo que significaría para Neiva la instalación de la “Mujer Reclinada”.
Claudia Marcela Medina García
Sobre el legado del maestro Fernando Botero y la majestuosa exposición en el Palazzo Bonaparte de Roma, habló con LA NACIÓN el empresario e hijo del artista más importante del arte colombiano, Fernando Botero Zea.
¿Cómo se gestó la exposición del maestro Fernando Botero en el Palazzo Bonaparte de la que tanto se ha hablado en los últimos meses?
La exhibición en el Palazzo Bonaparte en Roma fue cuidadosamente planeada para ser un homenaje póstumo al legado de mi padre, Fernando Botero. Es la primera gran exposición desde su fallecimiento y cuenta con más de 100 obras que representan diferentes etapas de su carrera. La curaduría se enfocó en seleccionar piezas emblemáticas y representativas que capturen su estilo único y su pasión por explorar la figura humana y la vida cotidiana, revelando la visión y creatividad que lo distinguieron. Esta muestra no solo honra su memoria, sino que también permite al público redescubrir y apreciar la profundidad de su obra.
¿Qué buscaba esta exhibición? ¿Cuál era su diferencial de otras exhibiciones?
Esta exhibición buscaba destacar la esencia y los matices de la obra de mi padre, permitiendo al público entender la evolución de su estilo a lo largo de los años. A diferencia de otras exposiciones, el enfoque en Roma fue celebrar su legado tras su partida, integrando piezas que habían estado en colecciones privadas y que no se habían visto en décadas. El diferencial de esta muestra radica en su carácter íntimo y en la selección de obras que invitan a reflexionar sobre su trayectoria y su conexión con los grandes maestros de la historia del arte.
¿Cuáles de estas obras se destacaron en esta oportunidad y por qué?
Entre las obras más destacadas de esta exposición se encuentran el Homenaje a Mantegna, una obra creada por mi padre en 1958, permaneció desaparecida durante más de 40 años tras ser vendida a un coleccionista privado en Chicago. Esta pintura es una reinterpretación del fresco renacentista de Andrea Mantegna en el Palacio Ducal de Mantua, adaptada con las características formas voluminosas y colores vibrantes de mi padre. Con ella, ganó el primer premio en el XI Salón de Artistas Colombianos de 1958. Redescubierta recientemente en una venta privada de Christie’s, su inclusión en la exposición en Roma resalta tanto su maestría técnica como su capacidad de fusionar la tradición clásica con su propia visión artística. Así mismo, una pintura de la infanta Margarita Teresa de Austria: La Menina de Botero, una pieza que mi padre nunca firmó. Estas obras reflejan su capacidad para rendir tributo a los artistas que lo inspiraron y demostrar su respeto por la tradición artística. La “Menina” es especialmente notable por la forma en que incorpora las influencias de Velázquez y las cartas de enseñanza del maestro español, resultando en una obra que mi padre consideró tan fiel que decidió no firmarla.
¿Cuál es el grado de dificultad de los cuadros de su Padre?
Mi padre era conocido por su múltiple dominio técnico. Pasaba incontables horas practicando y perfeccionando técnicas como el óleo, la acuarela, el pastel y la escultura. Para él, cada técnica representaba un desafío que abordaba con pasión y disciplina. Su capacidad para dominar múltiples medios y mantener un estilo inconfundible es un testimonio de su dedicación y habilidad como artista.
¿Cómo recibieron en Roma esta exposición de Botero y los resultados que ya se pueden destacar?
La recepción en Roma ha sido extraordinaria. La exhibición no solo atrajo a un gran número de visitantes desde su apertura, sino que también ha reafirmado la relevancia del legado de mi padre en el panorama artístico contemporáneo. La muestra ha sido un éxito monumental, generando un impacto cultural significativo y destacándose como una de las exhibiciones más concurridas de la ciudad.
¿Se tiene prevista otras exposiciones a lo largo del mundo y por qué?
Sí, tenemos una agenda de exposiciones muy activa para seguir compartiendo la obra de mi padre con el mundo. Nuestro compromiso como familia es asegurar que su legado continúe inspirando a las nuevas generaciones y mostrando su arte en diferentes rincones del planeta. Próximamente, llevaremos su obra a ciudades como Basilea, Bakú en Azerbaiyán y Singapur, entre otras, manteniendo su presencia internacional y su conexión con el público global.
¿Cómo sigue siendo el apoyo de Colombia al arte?
Colombia siempre ha demostrado un profundo respeto y aprecio por el arte, y el legado de mi padre es un testimonio de cómo el país valora a sus artistas. Continuaremos llevando su nombre en alto, asegurándonos de que Colombia siga siendo reconocida como un lugar que fomenta y celebra el talento artístico, inspirando a futuras generaciones.
El empresario Felipe Olave ha anunciado la instalación de la Mujer Reclinada del maestro Botero en Olave Tower, la torre de edificios que se construye en el sur de Neiva, ¿qué significa eso? Sería un gran honor que una obra tan representativa como la “Mujer reclinada” fuera instalada en Neiva. Este gesto simbolizaría el acceso a la cultura y al arte en diferentes regiones de Colombia, enriqueciendo la oferta artística de la ciudad y dejando un legado tangible para las comunidades