Las prefieren de 25 porque tienen más experiencia, se pueden gozar más, producen mayor bienestar y placer, garantizan mayor seguridad y futuro. En cambio las de 15 son tímidas, inseguras, no garantizan estabilidad emocional y material, por lo tanto no son tan exitosas. No es lo que se imaginan, estoy hablando de las megapensiones que van de los 15 a los 25 millones de pesos que reciben, sin ruborizarse, ex congresistas y exmagistrados de las altas cortes. Los honorables parlamentarios se idearon en 1992 un régimen pensional que les permite, a diferencia del resto de los colombianos, pensionarse con el 75% del salario promedio del último año. Este privilegio se extendió luego a los magistrados de las altas cortes con base en una ley ideada, interpretada y aplicada por ellos mismos. La norma también les permite jubilarse a los 55 años de edad y con 20 años de servicio, mientras que para los colombianos de a pie, se necesitan 60 años (mujeres) y 62 años (hombres), y con el equivalente al 75% del promedio de los últimos 10 años trabajados, siempre y cuando cumplan las semanas cotizadas. Las políticas pensionales tienen que ser aplicadas a todos por igual, la Corte Constitucional tiene que terminar con los regímenes especiales que permiten esas pensiones exorbitantes, que ofenden las nociones básicas del principio de igualdad. El panorama pensional colombiano es inequitativo y mezquino, 6 de cada 100 colombianos lograrán pensionarse, a pesar de que 27 están cotizando al sistema, la mayoría no completará las semanas. 8 de cada10 pensionados en Colombia, reciben menos de 2 salarios mínimos. En el país hay 1.8 millones de pensionados; 8 de cada 10 ancianos no tienen pensión. La reforma constitucional de 2005, fijó como máximo valor a pagar en pensiones 25 salarios mínimos mensuales (15 millones de pesos al mes) que sirven para vivir como un pachá, bien atendido y a cuerpo de rey. Pero unos congresistas y magistrados obscenos, le agregaron a las pensiones, viáticos, pasajes aéreos, carruseles y otras arandelas, para luego salir con pensiones de más de 25 millones de pesos mensuales, que les alcanza para darse vida de jeques árabes con su respectivo harén. La reforma tributaria que se acaba de aprobar pretendió gravar las pensiones mayores de 10 millones, pero los abnegados padres de la patria no lo permitieron. El país tiene un gran déficit fiscal, que incide negativamente en la satisfacción de sentidas necesidades sociales. El sistema pensional es una bomba de tiempo, que afortunadamente puede ser desactiva por la Corte Constitucional. Amanecerá y veremos.