Felices aquellos días del liberalismo original, volaba como cóndor para auscultar alturas celestiales.
Liberalismo del Bolívar libertador. No del joven Bolívar, obtusamente pro-monárquico; ni del Bolívar viudo, escandalosamente licencioso; ni del Bolívar gobernante, primera piedra del uribismo actual; ni del Bolívar final con anhelos de monarca. Hablo del Bolívar que combatió la monarquía española y el conservadurismo criollo.
Liberalismo de Rafael Uribe Uribe, general que se atrevió a leer. Mejor aún, leer a Marx y concordar en lo fundamental. Liberalismo que propuso el socialismo corporativo, corporación sindical en la dirección del Estado.
Liberalismo de Gaitán que proclamaba la superioridad del pueblo sobre sus dirigentes y la importancia de hacer menos ricos a los ricos y menos pobres a los pobres. De Lleras Camargo, crítico de las guerras civiles colombianas por haberse convertido en deporte nacional. El de Luis Carlos Galán que denunciaba a los mercaderes del voto como los peores generadores de violencia.
No hablo del liberalismo de César Gaviria y sus aláteres. Liberalismo sin ideas, sin ideales, simplemente liberalismo carroñero. Liberalismo poblado de saprófagos, pudren el Estado para alimentarse con su propia podredumbre. Liberalismo pesado. No es cóndor de las alturas, sino lombriz arrastrándose entre deshechos. (pido perdón a las lombrices por infame comparación, criaturas honestas de Dios). Se alimenta con el detritus de los conservadores. Todo liberal gavirista lleva en su corazón detritívoro.
Codeándose con los conservadores, convirtieron el Estado en cueva de rolando, espacio turbio para hacer negocios turbios. “Un estado burocrático y gansteril” según el profesor Gilberto Tobón Sanín. Burocracia estatal voraz e improductiva. Sólo produce podredumbre.
Liberalismo degradado: Partido liberal, La U, Cambio radical…, adherido al conservatismo: Partido conservador, Centro democrático…, verdaderos ácaros humanos, hicieron del Estado un tejido para parasitar. Lobos enjaulados dentro del armazón burocrático, con colmillos manchados de sangre humana, sangre inocente, peleándose las vísceras del país. Las devoran a dentelladas para saciar una avaricia insaciable.
Morderán a los liberales carroñeros. Un liberalismo arrodillado no amerita respeto alguno, sólo despierta la vergüenza para sus bases populares y la conmiseración de sus adversarios. Sólo merece otro “conejazo” como el padecido durante el gobierno Duque.
Ningún ministerio importante para el liberalismo gavirista, ningún cargo de prestigio, La voracidad del conservatismo es avara, implacable, excluyente. Sólo mermelada para los carroñeros, para los ácaros liberales. Sólo para eso les alcanza su enanismo liberal.
Peor decadencia parece imposible para el liberalismo. Política y humanamente sumido en el más alto nivel de la bajeza. Tantos sacrificios humanos en su pasado para tanta miseria en su presente.