Adriana Hurtado, presidenta de la Federación Colombiana de Periodistas, aseguró que no se puede hablar de libertad de prensa en Colombia, cuando las amenazas, la censura y la utilización del acoso judicial, se convierten en las formas depresión más utilizadas para pretender silenciar a los periodistas, “un periodismo amenazado y desprotegido, no es un periodismo libre”. Adriana Hurtado, presidenta de la Federación Colombiana de Periodistas, aseguró que no se puede hablar de libertad de prensa en Colombia, cuando las amenazas, la censura y la utilización del acoso judicial, se convierten en las formas depresión más utilizadas para pretender silenciar a los periodistas, “un periodismo amenazado y desprotegido, no es un periodismo libre”. Lamentablemente Colombia sigue siendo un país riesgoso para hacer periodismo, aunque ha disminuido el número de asesinatos a periodistas (uno en2011 y dos en lo que va corrido del 2012), se triplicaron los intentos de homicidio a comunicadores (de 2 en 2010 se pasó a 6 el 2011). Las agresiones y amenazas, especialmente contra periodistas de las regiones, aumentan en cifras alarmantes. La Federación Colombiana de Periodistas (Fecolper) documentó el año anterior 202 casos de agresión. Las alianzas entre grupos armados ilegales, la minería ilegal, el narcotráfico y la corrupción política, son algunos de los temas que los periodistas regionales reconocen que no están poniendo en la agenda mediática por temor a amenazas y agresiones. Acoso judicial Fecolper considera que el acoso judicial mediante demandas por injuria, calumnia y pánico económico, afectan al periodismo y lo dejan frente a la inseguridad jurídica para presentar sus reflexiones y críticas sobre las actuaciones de los gobiernos, funcionarios, servidores públicos y sociedad en general. Recientemente se condenó al periodista Luis Agustín González, a 18meses prisión por injuria. Fecolper conoce de una denuncia adicional por injuria y calumnia contra un periodista en el departamento de Nariño. Adicionalmente, otras de las formas más frecuentes de atentar contra la libertad de expresión, tiene que ver con “castigar” a los medios críticos, negándoles la pauta de la publicidad oficial y/o la presión a dueños de emisoras para que “saquen del aire” programas que están haciendo periodismo investigativo. Recientemente surge otra forma, y es la limitación para publicar contenidos en internet y la circulación de ideas por la red.