La Nación
Libertad y orden 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Libertad y orden

Algunos gobernadores y alcaldes, después de que el presidente Petro diera por terminado el cese al fuego bilateral con el “clan del golfo”, desempolvaron el escudo nacional y resaltaron sus dos palabras emblemáticas: “Libertad y orden”. Y lanzaron ese mensaje por redes sociales.

Dizque fue un claro respaldo al Gobierno ante la suspensión del cese al fuego con ese grupo delincuencial y, de paso, una exigencia para fortalecer la presencia de las fuerzas militares y contener la situación de orden público que se vive en distintas zonas del país. Sea lo que sea, y quien haya leído la historia de este martirizado país, acá nunca hemos tenido “libertad y orden”. Desde que se fundó esta república, lo que hemos vivido es una sistemática violación de los derechos humanos que han convertido este país en un mal vividero. Más de 50 guerras civiles lo confirma; lo confirma también los más de 300 mil muertos que dejó la época de La Violencia, muertos que tuvieron dolientes y no tuvieron culpables; lo confirma la forma excluyente y violenta como liberales y conservadores se repartieron el país con el famoso “Frente Nacional”, pacto macabro que empujó el nacimiento de las FARC, el ELN, el EPL, y hasta del M-19; lo confirma el surgimiento del paramilitarismo, que se formó en alianza con fuerzas del Estado; lo confirma el surgimiento del narcotráfico, mafias que se fortalecieron también con fuerzas del Estado y que penetró todas las ramas del poder; lo confirma el exterminio de la Unión Patriótica, hecho por el cual el Estado resultó condenado; lo confirma las casi 7.000 ejecuciones extrajudiciales (los mal llamados “falsos positivos”) que se ejecutaron en los gobiernos anteriores, hace poquito; lo confirma los millones de desplazados y despojados; lo confirma la corrupción, fenómeno que instaló como un “estilo de vida” en todas las capas sociales.

Tantos y tantos hechos confirman que acá nunca hemos tenido ni lo uno (libertad), ni lo otro (orden). Lo que pasa es que nos acostumbraron a que la “libertad y el orden” significa que la oligarquía que ha gobernado este país al derecho y al revés esté bien y viva bien. A eso es que llamaron ¡libertad y orden! Eso es un engaño. Pues duélale a quien le duela, ¡y de malas!, este Gobierno con sus reformas sí quiere que se garanticen los derechos fundamentales de los ciudadanos ¡Por ahí es que empieza la libertad! Y si se garantizan los derechos fundamentales de los ciudadanos sí es posible el orden ¡Un orden justo! Claro que sí, bienvenida la libertad y el orden… Porque nunca hemos estrenado eso.