Jorge Fernando Perdomo
Son los momentos de crisis, donde se conoce el liderazgo de nuestros dirigentes. Una cosa es la autoridad que entrega el cargo y otra bien distinta el liderazgo, y no necesariamente lo uno va ligado a lo otro.
Gobernar en esta época no es fácil, pero mucho menos lo es ser un líder, cuando de sus decisiones acertadas y oportunas, depende el bienestar de un pueblo.
Ha habido líderes rápidos, líderes lentos. Estrategias fallidas, estrategias acertadas. Algunos han minimizado la amenaza y frivolizado sus consecuencias.
Thomas Friedman, escribió recién en el New York Times, “Estos son días que ponen a prueba a todo tipo de líderes: locales, estatales o nacionales. Se le pide a cada uno que tome grandes decisiones de vida o muerte, mientras conducen a través de la niebla, con información imperfecta y mientras todos en el asiento trasero les gritan.”
Claro, estamos ante una situación inédita, sin guion conocido, donde el talante y la capacidad del líder lo lleva a adoptar decisiones.
Encontramos posiciones, tan diversas como las asumidas por Donald Trump, Boris Jhonson, Bolsonaro y Lopez Obrador, quienes han privilegiado la economía sobre la salud y la vida de sus conciudadanos.
El Presidente Trump, en sus primeras declaraciones decía “todo lo tenemos bajo control”, “es un problema muy pequeño”, “milagrosamente desaparecerá”, “estamos preparados”, “no podemos dejar que la cura sea peor que el problema mismo”, y se ha negado a decretar la cuarentena general y obligatoria, y hoy se ve acorralado por la cruda realidad. Su país acostumbrado a ser el primero en todo, también lo es en el número de infectados por el COVID-19 y pasó de tratar el coronavirus como un engaño, a una guerra en el espacio de dos días.
El presidente de Lombardía (Italia), Attilio Fontana, la región Europea más afectada por la epidemia, considerada una de las zonas con mejor sistema sanitario de la Unión Europea, cree que las medidas radicales que se necesitaban se tomaron tarde. “Ahora nos arriesgamos a tener que tomar decisiones prolongadas sobre una economía que sufrirá más tiempo. Era mejor eso que alargar una agonía. Hoy las medidas son suficientemente drásticas y darán resultados, pero hemos tirado a la basura las primeras semanas”.
Por su parte, el director general de la OMS advirtió que “si los países se apresuran a levantar las restricciones rápidamente contra el COVID-19 el virus podría resurgir, lo que supondría, entre otras cuestiones, que el impacto económico podría ser más severo y prolongado”
Por eso consideramos que el Presidente Duque lo está haciendo bien, pues después de un inicio dubitativo en un escenario desconocido, además de autoridad está evidenciando liderazgo y genera confianza en el acierto con que está manejando esta crisis, sobre todo en la protección de los sectores más vulnerables, evitando que nuestro sistema de salud colapsara y salvando tantas vidas como sean posibles.
“Es más fácil recuperar la economía que a nuestros seres queridos” Bill Gates.