La Nación
Llamados a vivir los principios evangélicos  1 29 marzo, 2024
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Llamados a vivir los principios evangélicos 

 La Palabra de Dios este domingo, nos lleva a preguntarnos: ¿Qué significa “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”? ¿Qué no hay que mezclar religión y política? ¿Qué no hay que divinizar ningún poder humano? ¿Que los impuestos a un poder injusto no son competencia de la religión?

 

Padre Elcías Trujillo Núñez

 

«Entonces los fariseos se pusieron de acuerdo para buscar algún motivo de acusación en sus palabras, y le enviaron discípulos suyos con los partidarios de Herodes a decirle: –Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas con verdad el camino de Dios y que no te dejas influir por nadie, pues no miras las apariencias de las personas. Dinos, pues, tu parecer: ¿Estamos obligados a pagar tributo al César o no?  Jesús se dio cuenta de su mala intención y les dijo: – ¿Por qué me ponéis a prueba, hipócritas?  Mostradme la moneda del tributo. Ellos le presentaron un denario, y él les preguntó: – ¿De quién es esta imagen y la inscripción?  Le respondieron: –Del César. Jesús les replicó: – Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.».  (Mateo 22,15-21)  

No es fácil responder a esto, porque la historia de la Iglesia demuestra las diferentes y a veces opuestas interpretaciones de este texto. Ha habido épocas de enfrentamiento manifiesto con el poder político que intentaba usurpar la supremacía a Dios; pero ha habido otras muchas en que la Iglesia se ha aliado descaradamente con el poder temporal.

¿Dónde está el límite? Porque lo que está claro es que la fe interfiere se quiera o no en la vida privada y pública. No es un asunto solamente de conciencias o de sacristías, como quisieran algunos. La fe se proclama con la palabra y con una vida coherente según los valores del Evangelio, que lleva muchas veces a enfrentamientos, e incluso persecuciones y muertes por parte del poder político o social o económico de turno.

Para un creyente en Jesucristo, no es la última instancia de moralidad un determinado partido o ideología política, por muy democrático que sea. La pauta de comportamiento para un cristiano es el Evangelio y sus valores y por ellos debe luchar y trabajar en los diferentes ámbitos de la economía, de la política o de cualquier otro campo de la actividad humana.

No para sacralizarlos, sino para humanizarlos según los valores que Cristo nos enseñó. Por eso, más que ser de izquierdas o de derechas, que son categorías humanas, importa vivir los valores del Evangelio. Y de ahí que no haya que absolutizar ninguna realidad humana temporal, ningún César que nos pida adoración o disciplina de partido o sumisión al sistema económico o mediático.

Ya sé que esto no es fácil en la sociedad que vivimos. Llevar los valores de la vida, la familia, la justicia, la paz, la solidaridad, la ecología y toda defensa de la dignidad humana es una obligación primera de todo cristiano esté en el lado que esté, o la ideología que milite. No es coherente oponerse al aborto y defender la pena de muerte; pedir la paz y defender la guerra; luchar por la vida y colaborar en la destrucción del medio ambiente; ir a Misa y oprimir al empleado; hablar de solidaridad y ser esclavos del consumismo.

Mirémonos nosotros mismos y descubramos si Cristo y su Evangelio son el centro de nuestra vida y el motor de nuestro actuar. Demos a cada cosa su importancia. No separados, pero sí en su justo lugar.

Primero Dios, Cristo, su Evangelio, después todo lo demás. Sin oposición, en complementariedad y en coherencia. Nada es malo si lo encuadramos y vivimos en una vida con sentido, dando a cada cosa su importancia y su tiempo. Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Es la gran misión a la que estamos llamados en este día del Domingo Mundial Misionero.

Nota: Le invitamos a seguir las celebraciones eucarísticas cada domingo a las 7 am, a través de Facebook live Citynet Timaná, Ategaitana y la Emisora Miel stereo.