Después de un tortuoso trámite en el congreso, se aprobó la ley que creó el marco jurídico para la paz. Una aplastante mayoría de 65 senadores a favor contra 3 opositores le dieron vida legal al proyecto. Después de un tortuoso trámite en el congreso, se aprobó la ley que creó el marco jurídico para la paz. Una aplastante mayoría de 65 senadores a favor contra 3 opositores le dieron vida legal al proyecto. No es una panacea pero le da herramientas al gobierno para negociar con la guerrilla (Farc y Eln) su reingreso a la vida civil. En un país tan altamente derechizado (en buena medida por las acciones de la propia guerrilla), con una fuerza política de extrema derecha como el uribismo, opuesta a cualquier salida negociada al conflicto armado y que sólo quiere para la insurgencia la paz de los carteles (aquellos que cuelgan en las funerarias), utilizar la ley y construir una salida no militar a la guerra en Colombia, no es tarea fácil y se requerirá de un inmenso liderazgo y confianza en esta propuesta, por parte del presidente para que ello sea posible. Durante un largo tiempo la guerrilla colombiana utilizó los diálogos de paz como un instrumento para su fortalecimiento político y militar, convencida que en última instancia sería la guerra la que la llevaría a la toma del poder. Creo que esto ha cambiado en la actualidad. Los procesos políticos del mundo contemporáneo y muy especialmente de Latinoamérica, la van llevando a la convicción que es un absurdo procurar imponer un poder dictatorial y hegemónico para desarrollar un programa que ha mostrado su ineficacia en todos los países donde intento aplicarse. Por eso observo una alta disposición de la guerrilla a una negociación que de verdad acabe este largo conflicto. Pero claro, los comandantes y combatientes no piensan salir para las cárceles o para el cementerio. Ellos no se sienten derrotados y lo que proyectan no es una rendición sino una negociación para dejar las armas y seguir en la lucha política por las reformas y cambios en los que creen. Ese es el prerrequisito para la negociación. Ni soy santista ni vote por el presidente Santos (voté por Mokus), pero debo reconocer que el actual modelo de la Prosperidad para Todos ha traído significativos cambios frente al modelo de la Seguridad Democrática de Uribe que desinstitucionalizó al país, impuso el autoritarismo, amedrentó el poder judicial, manipuló el congreso, persiguió a la oposición y dejó al país al borde de un conflicto armado con sus vecinos (Ecuador y Venezuela). Hoy existe un régimen diferente. Se normalizaron las relaciones con los vecinos, se respeta a la oposición y al poder judicial, las mafias se han alejado del poder y el DAS ya no es instrumento de guerra sucia a favor de los caprichos presidenciales. Esto sumado a la ley de víctimas, la ley de tierras y otros en curso, hacen pensar que si es posible que el actual presidente enfrente con seriedad un proceso de paz.