El proceso para elegir al Presidente de la República que guiará los destinos de Colombia durante los próximos cuatro años entró en una etapa definitiva. Las autoridades ya tienen en marcha un gran dispositivo de seguridad para garantizar que los colombianos acudan libremente a las urnas el próximo domingo 29 de mayo y elijan al sucesor de Iván Duque en la Casa de Nariño. Si se cumplen los pronósticos de las encuestas, esta será la primera de dos jornadas eleccionarias que tendremos en el país. La próxima será el 19 de junio.
Un vistazo a las redes sociales evidencia cómo está el nivel de crispación alrededor de esta contienda electoral. Atizados por los comentarios, a veces irresponsables de los mismos candidatos, muchos colombianos están enfrentados entre sí y hay una gran disputa. A pesar de los llamados que desde distintos sectores se han hecho por bajarle a la pugnacidad, los comentarios llenos de odios, rencillas y resentimientos, así como la ola de ataques y de desinformación, se han viralizado. Las discusiones ahora son insoportables y el intercambio de ideas se volvió un diálogo infernal sin fin.
Apremia que los candidatos presidenciales y en especial, los más opcionados, aprovechen estos últimos días de campaña para que promuevan entre los electores sus propuestas. Los colombianos necesitan escucharlos hablar a fondo sobre cómo resolverían los grandes problemas que tiene el país.
Muy poco se les ha oído sobre planes concretos, realizables y viables para reducir los hurtos callejeros y los muertos en accidentes de tránsito, cómo van a fortalecer el empleo formal, de qué manera van a enfrentar la congestión judicial, cómo van a detener la minería ilegal y la deforestación, entre otros temas claves.
Los colombianos deben salir a votar este domingo convencidos de razones y no de emociones porque está en juego, nada más ni nada menos, que el futuro del país.