Hace 130 años, un 5 noviembre, se constituyó la Policía Nacional. Fue en esa fecha de 1891 en la que el Gobierno Nacional promulgó el decreto 1000, mediante el cual se organiza un cuerpo de Policía para todo el país. En consecuencia, esta es la norma y el día tomados como punto de referencia para el nacimiento de la Policía Nacional de Colombia.
En las horas más difíciles, la Policía ha acompañado a los colombianos y como institución se ha logrado sobreponer a los embates de la criminalidad. Muchos recuerdan, por ejemplo, que la institución no se doblegó cuando la mafia liderada por Pablo Escobar Gaviria pagaba por matar policías. Tampoco se dejó someter cuando las Farc arrasaban con los cuarteles de la Policía durante las tomas guerrilleras ordenadas por el ‘Mono Jojoy’.
130 años después, los desafíos en materia de seguridad han cambiado y exigen una permanente evolución y transformación de la Policía.
El nuevo contexto conformado por las disidencias de las Farc, las bandas criminales y de microtráfico de drogas, el vandalismo contra los bienes públicos y privados y otras amenazas, emplaza a tener policías más profesionales, mejor preparados, más eficientes, más transparentes.
Y en medio de la respuesta a estos desafíos, la Policía está llamada a no olvidar el más importante de todos: su acercamiento con la ciudadanía.
No habrá nada más valorado por la gente que ver a un policía preocupado por lo que pasa en la cuadra o en el barrio, poniéndose en la piel del ciudadano, un policía movido por las necesidades del sector.
Más policías en la calle, portando su uniforme, patrullando a pie las comunas, tocando a la puerta del ciudadano para conocer de primera mano sus inquietudes, debe ser siempre uno de los pilares institucionales.