La Nación
“Los cambios no los lograremos en medio de la guerra” 1 19 abril, 2024
ENTREVISTA

“Los cambios no los lograremos en medio de la guerra”

El diputado garzoneño, Armando Acuña, hace sus reflexiones sobre el cara a cara que tuvo en la Comisión de la Verdad con quienes lo secuestraron. Dice que no fue “nada fácil” y que a los antiguos líderes de las Farc les faltó el “perdón de corazón”. Revela además detalles inéditos de su encuentro con alias ‘Diván’.

Jesús Antonio Rojas Serrano

editorgeneral@lanacion.com.co

El 29 de mayo de 2009, un comando de la columna Teófilo Forero de las Farc liderado por alias ‘Diván’, en ese momento lugarteniente de ‘El Paisa’, irrumpió a sangre y fuego en el Concejo del municipio de Garzón, en el centro del Huila. La osada acción terminó con el secuestro del entonces concejal Armando Acuña. Recobró la libertad el 11 de febrero de 2011 tras ser entregado por alias ‘Camilo el argentino’ a una comisión de la Cruz Roja Internacional y la dirigente política Piedad Córdoba.

El miércoles pasado, Acuña, hoy diputado de la Asamblea del Huila, tuvo su primer cara a cara con los antiguos miembros del secretariado de las Farc, entre ellos ‘Timochenko’. “El momento era tan especial que quienes fuimos en representación de miles de víctimas del secuestro es porque le apostamos a la paz de este país; son más de 50 años de guerra que nada bueno le han dejado al país”, dice.

En este diálogo con LA NACIÓN, el político garzoneño cuenta además detalles inéditos de un encuentro que sostuvo con ‘Diván’. “‘Diván’ me dijo que les falló el operativo porque iban por todos. Que se iba a hacer lo mismo que había sucedido con los diputados del Valle del Cauca”, revela.

 

¿Qué significó para usted el encuentro en la Comisión de la Verdad con los antiguos líderes de la guerrilla de las Farc?

Fue un momento bien complejo de entender para las víctimas. Previo a este encuentro, yo ya había escuchado testimonios de exguerrilleros en torno a por qué me secuestraron; esa información me la ha dado la JEP y la misma Comisión de la Verdad. Yo siempre me he preguntado: valió la pena los hechos de ese 29 de mayo de 2009, en donde murieron cuatro humildes personas, todo el horror que pasó mi familia, lo que yo sufrí como víctima. Siempre he preguntado: ¿Valió la pena? Pero, el miércoles pasado el momento era tan especial que quienes fuimos en representación de miles de víctimas del secuestro es porque le apostamos a la paz de este país; son más de 50 años de guerra que nada bueno le han dejado al país. Y fue tan complejo que no llevábamos un libreto, fue introducirnos de nuevo a la selva y vivir ese momento. No fue nada fácil.

 

De este inédito cara a cara, ¿Qué fue lo más tenso?

Hablaron tres víctimas y luego dos exFarc. Yo los escuché tanto a las víctimas como a ellos. Cuando ellos hablaron, parecía que nada les importaba. Fue tanto así que cuando hablé, yo les dije: dónde está el perdón. Cómo es posible que si yo me encuentro con la víctima, a quien le he causado daño, no le pida perdón. Hizo falta eso. Faltó ese gesto de corazón. Pero, le apostamos a la paz. Ese hecho de ir era un compromiso con la paz de este país. Los jóvenes no necesitan vivir el horror de la guerra para decir ¡basta ya¡ ¡Queremos paz! El día que a un ser humano le colocan cadenas y lo amarran a un palo, es lo más humillante; es un dolor en el alma. Nos sobrepusimos y gloria a Dios que estamos vivos y ahora, estamos pidiendo ¡No más! Reconciliémonos y no sigamos sembrando odios.

 

Diputado Acuña, ¿Qué pretendió al haberle entregado a Carlos Antonio Losada una revista y un libro en el marco de ese encuentro?

Fue lo único que tuve para leer durante dos años de secuestro. Y siempre lo cargué en esa bolsa plástica y se me había olvidado. Yo la traje en mi morral cuando me liberaron; estaba por ahí en algún rincón y yo me acordé. Fui y lo busqué y dije: esto no me pertenece y lo voy a entregar. La revista y el libro los leí muchas veces. El ejemplar de esa revista era una edición especial sobre la confianza y tenía mensajes positivos invitando a creer a los colombianos. Tal vez, eso me ayudó. Y conservé esa revista en una bolsita.

 

¿De qué se trataba el libro?

El libro también fue mi compañía en la soledad de la selva. El libro me sirvió para entender la responsabilidad que tienen los medios de comunicación porque hay un hilo muy delgadito en informar la verdad y mantener el equilibrio. Si hay un sagrado derecho a informar, hay también un sagrado derecho a la vida. Yo lo entendí a través de ese libro sobre la toma del Palacio de Justicia. En libertad, no volví a leerlos ni a mirarlos. Sentí que guardaba eso y que no era mío y aproveché para entregarlo en este proceso de sanación. Eso que leía y lo que escuchaba a través de la radio, fueron mi compañía. Yo lo escuché a usted Jesús Antonio muchas veces cuando trabajaba en Hj doble K, escuché el saludo que me enviaba mi esposa y usted colaboró en la transmisión de esos mensajes. Al devolver la revista y el libro, siento que los perdoné. Yo considero que los cambios no los lograremos nunca en medio de la guerra.

 

¿El cara a cara que tuvo en la Comisión de la Verdad era el primer encuentro con exguerrilleros?

Yo le voy a decir la verdad. Ya había habido un encuentro con varios exguerrilleros, pero no fue tan cercano como el del miércoles. Yo, sin embargo, tuve la oportunidad de hablar con ‘Diván’, quien dirigió el operativo de mi secuestro en Garzón. Después de El Paisa, él fue el segundo más importante en la parte militar de la Teófilo Forero. Le hice muchas preguntas. Por qué me llevaron solamente a mí. Cuál era el objetivo del secuestro. Quién ordenó el secuestro. Todo eso lo pude hablar con él. Por ejemplo, yo pregunté por qué me habían puesto traje de saco y corbata el día que me liberaron. Eso me costó que la sociedad me revictimizara, que dijera muchas cosas contra mí; yo nunca me pedí que me dieran ese traje. Yo estaba sometido. En el helicóptero de la Cruz Roja, me dijeron que si me quería cambiar, y hoy digo: por qué no lo hice. En ese momento estaba tan afectado sicológicamente que lo primero que yo pensé es que si me lo quitaba, esta gente pudiera emprenderla contra mí o mi familia. Muchos lo entendieron posteriormente, pero otros no. El sufrimiento que vivimos en la selva sólo lo sabemos nosotros como los momentos de terror en los que la vida estuvo en peligro. Nadie sabe lo que es vivir un bombardeo al ladito o huir en la selva. Yo estoy vivo porque Dios me trajo y Él me protegió la vida. Y eso es lo que le he dicho a la gente: yo no hago parte ni he pertenecido a ningún grupo insurgente.

 

Diputado Acuña, sobre su secuestro en pleno Concejo del municipio de Garzón, el interrogante siempre fue por qué se lo llevaron solamente a usted, ¿Alias ‘Diván’ le despejó esa inquietud?

Yo pregunté todo. Todo venía del secretariado. Si bien lo ejecutaba la Teófilo Forero en cabeza de ‘El Paisa’, todo tenía el visto bueno del secretariado. Lo de los concejales de Rivera. Todo. ‘Diván’ me dijo que les falló el operativo porque iban por todos. Que se iba a hacer lo mismo que había sucedido con los diputados del Valle del Cauca; era llamar a lista y a medida que iba sucediendo, los iban montando a las dos camionetas que estaban afuera. En el momento que ellos entran al Concejo, se confundieron por las ráfagas de fusil afuera. Uno de los que mató al policía, vio que él alcanzó a comunicarse. Y empezaron a hacer ráfagas en señal de que era hora de irse. Alcanzaron a cogerme a mí. Él decía que iban por todos, cosa que no sé si fue verdad, pero eso fue lo que él me dijo. La JEP a mí también me ha entregado las memorias de todo lo que han dicho ellos sobre el secuestro, incluso, lo del traje.

 

¿Hubo alguna explicación para que ‘El Paisa’ haya ordenado que le pusieran un traje de saco y corbata el día de su liberación?

Ellos querían demostrar que estaban bien en la selva, contrario a lo que estaba diciendo el presidente Uribe. Pero, no saben el daño que me hicieron a mí.

Diputado Acuña, ¿Qué viene ahora? ¿Sigue esperando un perdón sincero de quienes fueron sus captores?

Ellos tienen que dar esas señales. A pesar de todo el dolor, hay que apostarle a la paz. A veces, uno encuentra en quienes no han sufrido esto directamente, que son los que le apuestan a la guerra. Y yo les digo: no necesariamente hay que vivirlo para amar la paz. No podemos esperar que todo el mundo sufra el horror de la guerra. A pesar de todos los errores que pueda tener el Acuerdo de Paz, hay que salvarlo. Tenemos que buscar con las otras fuerzas insurgentes el diálogo. Todos tenemos que apostarle. Eso de que al enemigo se acaba a sangre y fuego, quién sabe cuántos años más tendrían que pasar. Si pasaron 50 años y no se aniquiló ese enemigo, sino que se creció, entonces, cuántos años más de guerra. Yo invito a los colombianos a que reflexionemos. Pero, aquí no solamente tienen que apostarle los alzados en armas, el Estado tiene una gran responsabilidad. Esos motivos que dieron origen a las Farc para que se alzaran en armas, yo creo que están ahí todavía.