La Nación
Los cuyes de la piedra sagrada 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Los cuyes de la piedra sagrada

Albeiro Castro Yépez

 

Finalizando los años noventa de la anterior centuria se realizó un interesante trabajo en el cerro de la Horqueta, ubicado en jurisdicción del municipio de Isnos, que, dicho sea de paso, nos dijeron que el vocablo Isnos significa “piedra sagrada”, tema que posteriormente se convirtió en el fundamento del trabajo, pues los antropólogos y arqueólogos, entre ellos, el profesor emérito Héctor Llanos Vargas y Jorge Ruiz Ulloa sostenían como teoría que, el cerro de La Horqueta era el centro de la implantación lítica de lo que se conoce como vestigios arqueológicos de la cultura agustiniana. Teoría que se plasmó en dos importantes documentos Jaguares Chamanes de San Agustín y Catedra Agustiniana.

Según la teoría, La Horqueta marca los momentos emblemáticos del sol, esto es, los solsticios y los equinoccios, siendo el más acentuado el solsticio del 20 de junio y con menos brillo el correspondiente al 20 de diciembre, fenómenos que con el debido conocimiento se pueden observar en el eje lítico formado por la Chaquira, el Alto de Lavapatas, pero que, en radio toca por supuesto territorios de los vecinos de Tierradentro en el cauca, Caquetá y norte del Huila entre otros.

En esos recorridos nos encontramos con el famoso cuy, un bocado típico de los nariñenses, caucanos y por supuesto de los agustinianos, Isnenses y saladeños lugares donde las colonias de sureños registran gran presencia. Para iniciar nos adornaron un cuento bien chévere, primero nos contaron que la sangre del cuy servía como remedio para curar el asma y las enfermedades respiratorias, pero que también resultaría útil para lograr la fecundidad, lo cierto del caso, para lograr el efecto deseado se debía beber la sangre mezclada con jugo de naranja, siempre en ayunas, la verdad la primera vez resultó impresionante, pero ya después, resulta agradable tanto el sabor como el olor.

La carne la arreglan de dos maneras, la primera, deshuesando el animal para macerarla con suficiente ajo, cebolla de tallo y salpimentado, para posteriormente asarla al horno o a la plancha; su presentación a la mesa es bastante sencilla, se monta la porción cárnica acompañada de papa salada, yuca cocinada y una abundante porción de ají criollo resaltando el pique, para beber le sirven una chicha o, a veces aloja y de postre las famosas panelitas de maní. La segunda fórmula resulta la más indicada para los temerosos de consumir el plato, pues la carne la trocean para freírla y la presentan a la mesa como una picada, esto es, en una bandeja acompañada de papas saladas y papas criollas, yuca cocinada y tajadas de plátano, por supuesto que, el ají no falta y menos en los días fríos y lluviosos. En suma, el cuy es un compañero inseparable en las expediciones al cerro de La Horqueta.